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Cultura

Los muebles abandonados tienen una segunda vida en 'LaPajarera'

  • El artista Manuel Rod abrirá un nuevo hostal con el nombre 'LaPajarera' el próximo verano en Puerto Real

  • Todos los muebles han sido restaurados y decorados por él mismo

Adquirir una casa antigua frente al mar de Puerto Real. Vaciarla de palomas. Impregnarla de estilo propio. Conseguir extraerle el alma. Y llamarla LaPajarera. Esto es a lo que se ha estado dedicando desde hace varios años el artista puertorrealeño Manuel Rod. Su estilo improvisado, a mano alzada -diseña sin levantar apenas la mano del soporte- impregna cada uno de los muebles de la casa que se convertirá en el próximo verano en un hostal vacacional.

Su trabajo en una inmobiliaria le llevó a descubrir hace cuatro años una casa antigua y casi abandonada, de la que se enamoró. No pudo evitar adquirirla para transformar cada uno de sus rincones, "estaba muy deteriorada, yo quería darle una oportunidad". Ahora esa casa es La Pajarera. Un nombre peculiar para un hostal, pero al igual que toda su obra, tiene historia detrás. "Se me ocurrió cuando vi a los pájaros viviendo en la casa. Lo asimilé como que era un espacio donde todas las ideas estaban enjauladas y había que dejarlas salir. Es un simbolismo de mi trabajo, consigo liberar el alma de los muebles abandonados, al igual que conseguí liberar a los pájaros que estaban enjaulados".

Lo más interesante es que todos los avances de restauración y decoración del hostal pueden irse conociendo a través de la cuenta de instagram (@estudio_lapajarera) que gestiona el propio artista.

Su estilo marcado, colorido y contador de relatos, donde el elemento predominante es el ojo, "porque la mirada es el reflejo del alma y yo intento devolverle el alma a los muebles abandonados", recuerda a la obra surrealista del artista catalán Joan Miró aunque sus referentes sean otros. "Dibujo sin boceto previo, como vaya saliendo el trazo, aunque todas mis obras tienen historia detrás". Destaca que nunca tuvo ningún referente como tal, aunque le gusta el arte contemporáneo. "Recuerdo que cuando estudiaba en la Escuela de Arte un profesor me comentó que era importante no levantar la mano mientras dibujaba. Eso se me quedó grabado", explica.

Este arquitecto técnico y decorador de interiores, formado en el sector de la construcción, empezó hace varios años a rescatar muebles desahuciados, a los que a través de la restauración consiguió devolverles la vida. Cuenta que cuando era pequeño, su padre le traía sobrantes de madera de su trabajo en Las Canteras de Puerto Real y con la ayuda de un martillo conseguía transformarlos. Con tan solo 9 años, empezó pintando miniaturas de fantasía. Afición que siguió cosechando con el paso de los años y que ahora enfoca en la restauración y la decoración.

Su tiempo libre lo dedica a desarrollar su proyecto. Tarda casi ochos días en poder terminar un mueble aunque si no tuviera que trabajar, su ritmo sería mucho más fluido. Su proyecto más preciado es una puerta vecinal de hace más de 200 años que aguarda a ser restaurada por él. Por ahora, está inmerso en varios proyectos con pequeños comercios, que han conseguido que el artista sea cada vez más conocido. Desde hace unas semanas, colabora con Ikea, customizando alguno de los muebles que la empresa sueca ha puesto a su disposición, impregnándoles su estilo.

¿Un sueño? Conseguir que el hostal le dé el soporte necesario para mantener su estudio de arquitectura y decoración. Y poder finalmente vivir de su arte.

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