Cultura

"Estamos en nuestro mejor momento"

  • El cantante de M-Clan habla de su concierto de mañana en el Baluarte de la Candelaria y analiza la trayectoria del grupo

Etapas, estados, fases... Cuando el camino es largo no queda otra que dividirlo. Es bueno para la cabeza. Es bueno para ordenar los recuerdos. Para hacer balance. Para hacer análisis. Para continuar con más fuerza. La banda M-Clan va camino de los 20 años de trayectoria y Carlos Tarque, su vocalista y principal imagen de la formación, no se resiste a hacer esos compartimentos, esos conjuntos y subconjuntos cuando habla del recorrido profesional de ese proyecto tan cambiante como, en el fondo, coherente, que se llama M-Clan. De aquella primera etapa en la que, seguramente, eran menos conocidos, recuerda con nitidez su paso por el Cómic en Cádiz. "Era un sitio pequeño pero con muy buen rollo. Lo recuerdo como si fuera ahora y eso que fue hace, por lo menos, 15 años", ríe el cantante que mañana volverá a la ciudad, esta vez al Baluarte de la Candelaria, en el que considera "el mejor momento" de la banda.

"Estamos en nuestro mejor momento", dice, exactamente, Tarque cuando describe el estado de salud de M-Clan que, actualmente, está de gira con su último trabajo Para no ver el final. "Estamos haciendo un concepto de directo muy a nuestra manera, con mucho rock, con unos músicos geniales, con un nivel bastante alto en calidad de letrasy, bueno, tanto el público como la crítica están saliendo encantados con los conciertos que hemos hecho ya. Somos nueve músicos sobre el escenario, bastante más que otras veces, porque este disco tiene mucho de soul y, bueno, hemos metido más metales", describe Tarque que habla a una velocidad de vértigo.

¿Tiene que ver este buen momento con que ahora M Clan lo formen solamente usted y Ricardo Ruipérez? "Sí, definitivamente tiene bastante que ver", contesta sin ambages el cantante. "Hacía falta aclarar las ideas y hacer cambios. Esta banda tiene ahora sangre nueva y eso siempre da frescura, además, hay que renovarse o morir, ¿no es así?", añade.

Y es que Carlos y Ricardo se entienden bien. De hecho, Para no ver el final, el primer disco que, digamos, inaugura esta etapa del mano a mano entre Tarque y Ruipérez, es una obra bastante redonda y, sobre todo, sumamente cuidada. "Ahora, bueno, gran parte de la juventud, consume la música como algo que le das a un botón y ya está, escuchas una canción. A nosotros nos gusta más concebir un trabajo como algo unitario, donde todo cuenta, desde la portada a la última canción. Un disco es algo que debe tener coherencia y que le vaya dando sentido a la carrera de un artista. La música se consume ahora de una manera muy fría", opina Tarque que, junto con Ricardo, opta por darle a Para no ver el final el calor y la fuerza de una estética muy cinematográfica.

"Sí, realmente es un homenaje a ese ambiente de los 50 y los 60, bueno, también tiene algún aire de los 40. Queremos recrear ese ambiente nocturno del que, en realidad, también tenemos influencia. Del rock de ese tiempo, del blues, del soul, sobre todo", asegura.

Y es que Para no ver el final está empapado no sólo de la imagen, también de la sinuosidad del soul, aunque, claro está, "somos una banda de rock, el rock es lo que prima, es la base, aunque a veces nos metamos por los derroteros del soul o del blues...", aclara Tarque que, sin abandonar sus amadas maneras rockeras, se nos aparece como un diestro soulmen brillando sobremanera en este registro.

Aunque hay una parte de la crítica que engarza, de alguna manera, este disco con el aclamado Memorias de un espantapájaros, el artista no ve las coincidencias. "No creo que se parezcan, no creo que sea una continuación para nada. Memorias es un buen disco, un gran disco, pero, no sé, no me parece que tenga mucho que ver el concepto con el de Para no ver el final", decide.

"Son etapas diferentes", resuelve Tarque que cree que M-Clan ha pasado por tres estadios. "El primero corresponde, digamos, a lo que hemos estado hablando de esa actuación en el Cómic en Cádiz. Cuando empezamos, cuando éramos un grupo poco conocido", recuerda. "Después vino otra etapa en la que comenzamos a sonar más, a hacer un sonido más para todos los públicos, y es algo de lo que no me arrepiento porque, en cierta manera, que estemos hoy aquí lo debemos a ese momento. Y, por último, hemos tenido una tercera etapa más introspectiva, más sincera, que tiene que ver con Memorias de un espantapájaros. Un sonido que, claro, seguimos explorando pero creo que todo es sucesivo y que todo tiene que ver con todo. Ahora, creo que, de nuevo, hemos dado otro pequeño giro".

Y esto continúa. Además de la gira de Para no ver el final, M-Clan ya está trabajando "en nuestro próximo disco" en el que tienen "muchas ganas" puestas. "Aunque a partir de septiembre también daremos otra ronda de conciertos y esperemos que Cádiz esté entre los lugares de parada", desea el vocalista que, además, sacó al mercado recientemente un libro de poesía Sótanos, tierra y montañas rusas. "Me gusta escribir y me gusta componer canciones, cada vez me gusta más, pero soy vocalista, soy cantante y le veo más sentido a las cosas cuando las canto", concluye.

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