Jaime Álvarez Cabrera (Cádiz, 1938) pintaba de niño garabatos en los márgenes de libros y cuadernos, como cualquier niño. Incluso siguió pintándolos de adulto, durante su trayectoria profesional como ingeniero técnico naval en las factorías navales de la Bahía. Pero se dio cuenta un buen día que aquellos trazos, aquellos garabatos aparentemente sin sentido, podrían formar parte un día de una obra artística, no del grupo de creaciones más realistas, como bodegones, marinas o paisajes rurales, sino como dibujos o estampas más personales: "La parte más creativa de mi obra", resume Álvarez Cabrera.

Este artista gaditano, no profesional pero que cultiva la pintura desde hace muchos años y que también tiene cuadros de temática religiosa, inauguró ayer en la Asociación de la Prensa de Cádiz, en la calle Ancha, la exposición Garabatografía cromática, una muestra que se podrá visitar hasta el 28 de octubre y que está formada por 32 dibujos nacidos de aquellos garabatos y por 33 óleos de pintura realista, con los motivos antes reseñados o, incluso, con algún resquicio para estampas antiguas de Cádiz, como la parada de coches de caballos que había ante el edificio del Fénix.