Cultura

El latido histórico y artístico de Rusia a través de ochenta años de pintura

  • El Castillo de Santa Catalina acoge la exposición 'Rusia s. XX', que se inaugura el próximo jueves · La muestra, comisariada por Dolores Tomás, está compuesta por más de cien obras de diferentes autores

Hace sol en el Castillo. Dolores Tomás y Marta no descansan hasta las dos pasadas. Y volverán a las cuatro. También quieren aprovechar todo el fin de semana. La historia se derrama por los suelos y las paredes. El latido histórico y artístico de Rusia inunda toda Santa Catalina. Marta y Dolores, con sus batas blancas, reordenan, colocan y distribuyen. Sin descanso. Un niño lee, Lenin y Krupskaya saludan a otros, la ciudad es de madera tras las murallas del Kremlin, un poco más adelante se construye San Basilio, una mujer rusa limpia una taza, otra mira a través de la ventana del autobús... Más de cien obras dicen, mudas: Rusia s. XX, una exposición que se inaugurará el próximo jueves 10 de abril en la fortificación.

"Esta colección recoge ocho décadas de arte ruso del siglo pasado pero, sobre todo, hace hincapié en un periodo bastante perdido, la época socialista, post-soviética y la Rusia renovada", explicaba la comisaria y propietaria de las obras, Dolores Tomás, que desde su primer viaje a Rusia se preocupó por investigar, recuperar y restaurar "toda aquella pintura que pudiera representar la auténtica vida de las gentes, costumbres y personajes, en definitiva, todo lo que representaba la historia y el latido del corazón de Rusia", arguyó.

Parte de esta impresionante compilación -cerca de 130 obras de las más de 1.000 de la comisaria- se exhibirán hasta el próximo 22 de junio en varias salas del Castillo de Santa Catalina, un espacio ya conocido por Tomás, que también comisarió la muestra del pintor mexicano Diego Rivera.

En esta ocasión, serán otros nombres los que dignifiquen las paredes del Castillo. Danilichev, Litvinski, Striguin y Martynov, entre otros cincuenta artistas, se darán cita en una exposición cuidadosamente dividida en varios apartados. Secciones que acogen una variedad de modalidades, "que resumen todas las tendencias del siglo XX", según cuenta el director técnico del Museo del Prado, Matías Díaz-Padrón, en el maravilloso catálogo de la muestra.

El triunfo del socialismo, las dos guerras en suelo ruso, cantos a la patria, exaltación de obreros y campesinos con el pueblo como protagonista son temas dominantes en Naturalezas, Retratos, Costumbrismo y Paisajes, los diferentes apartados de la muestra. "Pero, además, hay dos secciones especiales, una dedicada al Realismo socialista y otra sobre Niños, pues me interesa que los más pequeños se vean reflejados en las obras para, así, fomentar su interés por el arte", revela Tomás.

La colección de Naturalezas -"simplemente, naturalezas, porque aquí no hay nada muerto", sonríe la comisaria- está formada por bodegones y flores que tuvieron un gran auge en la sociedad soviética con connotaciones simbólicas y expresivas. Así podrán verse obras de Velichko, Preobrazhenski y Buj, entre otros.

En cuanto a la figuración, "las piezas recorren toda la sociedad rusa, todas sus repúblicas y su día a día", definía la comisaria mientras paseaba entre las secciones de Retratos y Costumbrismo.

Escenas de la vida laboral, de los colegios o retratos como el impresionante óleo de Lenin, realizado por Danilichev -y que Tomás encontró bajo otro lienzo que estaba restaurando- dan vida a las pinturas acometidas por Sokolov, Chernikova, Chervonenko, Borodín o Patrín, por nombrar sólo algunos artistas.

"Mira esta obra. Se titula Primero de septiembre. Esto es -el cuadro muestra a unos niños llevando flores al profesor- una tradición que se realiza al inicio del curso escolar. Así iban aquellos colegiales que fueron secuestrados hace unos años en Beslán", rememora, con tristeza, Tomás.

La comisaria llama la atención sobre las obras de realismo socialista. "Esta corriente es muy importante a nivel mundial y ahora son muchos los interesados en encontrar este tipo de obras pues surgen en un corto periodo de tiempo y en un territorio", apostilló.

La recopilación de Paisajes también se presenta variada y destacable. Se recogen las cuatro estaciones, magníficamente representadas con algunas obras de Sushenok, un apartado especial dedicado a las nieves, los últimos apuntes de los cuadros sobre la evolución de la ciudad de Moscú que cuelgan en la embajada de Rusia realizados por Litvinski y obras tan impresionantes como El armonista, de Oleg Leonov o Sol de tarde, de Vadim Velichko. "También aquí se presenta una pieza nueva que antes no había estado en ninguna exposición, Abedules, de Alexei Butov".

Paisajes, rostros, escenas, campesinos y marineros, ricos y pobres, desamparo, cobijo... Cada una de las imágenes de Rusia s. XX narra un trozo de historia. Hablan de arte, de arte dirigido, pero rebosante de buenas intenciones. Hablan de una revolución en la que el pueblo fue protagonista de la historia.

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