Cultura

La comedia 'Yo, el heredero' levanta el telón teatral en el Muñoz Seca

  • La sala municipal portuense acoge esta noche, a partir de las nueve, la representación de la obra de Eduardo de Filippo, protagonizada por Ernesto Alterio, Concha Cuetos y José Manuel Seda

El teatro municipal portuense Pedro Muñoz Seca levanta esta noche el telón de la temporada de invierno-primavera con la puesta en escena de la obra de Eduardo de Filippo Yo, el heredero, que, bajo la dirección de Francisco Sapponaro, interpretarán Ernesto Alterio, Concha Cuetos y José Manuel Seda. La obra, programada para las nueve de la noche, es una producción del Centro dramático Nacional.

Yo, el heredero, de Eduardo De Filippo, uno de los grandes dramaturgos italianos del siglo XX, es una comedia amarga sobre la herencia y sobre la caridad cristiana, sobre todo el patrimonio de falsos valores que una familia de jóvenes, ya envejecidos en su papel, transmite y conserva de generación en generación. Es la historia de un extranjero venido del mar, cuya llegada alcanza en casa de los Selciano las proporciones de un acontecimiento revolucionario, como un viento de tramontana que altera y corroe la fachada respetable y bien educada de la burguesía.

El director napolitano Francesco Saponaro, buen conocedor del espíritu de su paisano De Filippo y ayudado por un reparto de actores consagrados como el propio Alterio y Concha Cuetos, traslada con cercanía un texto que culmina de manera ingeniosa e insólita.

Asimismo, cabe destacar también la exquisita escenografía obra del arquitecto y escenógrafo Andrea D'Odorico, quien ha trabajado a lo largo de su carrera con los más prestigiosos directores de escena, labor recompensada con distintos premios como un Max a la mejor producción por Panorama desde el puente, un premio Goya en una de sus incursiones cinematográficas (por Tirano Banderas) o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2009.

Eduardo De Filippo (1900-1984), más que un autor de escritorio es un analista cáustico y feroz, irónico y descarado, que registra con precisión obsesiva las contradicciones y las paradojas del género humano, dándole la vuelta al sentido común detrás del cual se esconde una verdad que nunca resulta consoladora. Yo, el heredero, comedia escrita en napolitano e interpretada por Eduardo De Filippo en 1942, cierra el ciclo de obras que el autor denominó Cantata dei giorni pari (Cantata de los días pares). En esta obra que ahora se representa en El Puerto somete su dramaturgia a la métrica del teatro puro. Tiene plena conciencia de los sentimientos humanos y pasa con soltura del registro dramático al cómico. Lo hace prestando a los personajes que representa la sonrisa agria del desencanto y su sabiduría de gran actor. El otro gran éxito de De Filippo fue Filumena Marturano (escrita en 1946), a la postre la obra de teatro que le dará mayor celebridad y que se convertiría en uno de los símbolos del neorrealismo italiano. Un texto que en 1964 fue llevado al cine por Vittorio de Sica en Matrimonio a la italiana, protagonizada por Sophia Loren y Marcello Mastroianni.

La obra está protagonizada por una pareja que asegura el buen hacer sobre las tablas: Ernesto Alterio y Concha Cuetos. Nacido en Buenos Aires en 1970, e hijo del también actor Héctor Alterio, Ernesto inició estudios universitarios de Biología e Historia pero abandonó pronto las dos carreras para cursar interpretación en la Escuela de Cristina Rota. Sus primeros pasos como actor los dio en el teatro, primero con la compañía Ración De Oreja y después con Animalario. Alterio debutó en el cine interviniendo en cortos y pequeñas apariciones. Su revelación como actor se produjo con Los años bárbaros, film dirigido por Fernando Colomo por el que fue candidato al premio Goya. Logró algunos de sus títulos de mayor resonancia en taquilla con El otro lado de la cama y Días de fútbol (nominación Goya mejor actor).

Por su parte, Concha Cuetos es una de las grandes actrices que del medio televisivo dieron el salto con éxito al teatro y el cine. Debuta en televisión en 1961 y sus primeros años profesionales estuvieron estrechamente vinculados a televisión, junto a Chico Ibáñez Serrador o en el prestigioso Estudio 1. A partir de la segunda mitad de los años setenta, empieza su carrera en cine y rueda, entre otras, Los pájaros de Baden-Baden (1975), de Mario Camus, En los 90 protagoniza la serie de mayor éxito de la época, Farmacia de guardia, de Antonio Mercero.

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