Cultura

"¿Qué se puede esperar cuando la mafia se infiltra en las instituciones públicas?"

  • La realizadora inaugurará el 20 de abril el Festival de Málaga con 'Ayer no termina nunca', que competirá en la sección oficial Acaba de terminar el rodaje de 'Panda eyes'

Isabel Coixet (San Adrián de Besós, Barcelona, 1960) atiende a este periódico en el descanso de una sesión fotográfica junto a Javier Cámara y Candela Peña para la promoción de Ayer no termina nunca. El pasado sábado terminó en Tarrasa el rodaje de su ultimísimo proyecto, Panda Eyes, con Claire Forlani, Jonathan Rhys Meyers y Sophie Turner en el reparto. Su atención, sin embargo, estará puesta en el anterior título durante buena parte de los próximos meses, ya que dentro de unos días lo presentará en la Berlinale y el 20 de abril inaugurará el Festival de Cine Español de Málaga, en cuya sección oficial competirá por la Biznaga de Oro, con esta historia sobre la crisis del presente.

-Algunos foros apuntan a una película de tono íntimo que ya ha sido comparada con Mi vida sin mí. ¿Van las pistas por buen camino?

-Es verdad que los personajes a los que dan vida Javier Cámara y Candela Peña tienen algo cercano a Mi vida sin mí y La vida secreta de las palabras: se enfrentan a una situación límite que destila todo lo que hacen. Ayer no termina nunca trata sobre la manera en que se afronta el dolor, sobre cómo la vida cotidiana puede estar emponzoñada por la pérdida, y éstos son temas muy recurrentes en mis películas. Lo que ocurre es que ahora todo esto se traslada a la situación que atraviesa actualmente el país.

-¿Hubo algún acontecimiento en concreto que le empujara a tomar la decisión: "Voy a hacer una película sobre la crisis"?

-La idea me venía rondando desde hacía mucho tiempo, pero no me decidí hasta comienzos de 2012. Por aquel entonces una serie de personas muy cercanas a mí empezaron a perder su trabajo, a emigrar en busca de empleo, a acumular meses sin ganar su sueldo... En poco tiempo se me amontonaron un montón de casos así. Amigos con los que he compartido mucho y que constituyen una referencia importantísima para mí del mundo se marcharon sin que yo pudiera saber cuándo volvería a verlos. Entonces sentí una necesidad enorme de explicar cómo me sentía. Ayer no termina nunca no es una película de tesis, sólo manifiesto mi perplejidad ante lo que está pasando. Por esto tengo tanto interés en comprobar las reacciones que pueda generar.

-La película está ambientada en el año 2017, así que parece tener clara su visión de a dónde conducirá la crisis.

-Sí. Y esa visión queda expuesta en los cinco primeros minutos.

-Pero, ¿qué opina de las noticias que insisten en hablar de una recuperación económica, como las referentes al turismo y las exportaciones, mientras el número de parados sigue creciendo? ¿Tiene sentido ser optimista?

-Es que yo no creo que la salida de la crisis sea un asunto únicamente de recuperación económica. El verdadero problema es una crisis moral y ética, y hay que plantear una regeneración en este sentido. Se trata de una cuestión de honestidad. Los ciudadanos necesitamos creer en las instituciones para sentirnos seguros, pero ¿cómo vamos a creer en la monarquía, por ejemplo, cuando ya sabemos que es capaz de acoger a cierto tipo de gente? A ver, no soy una ingenua. Sé de sobra que hay mala gente en todas partes. Pero también creo que alguien que se dedica a lo público debería hacer eso, dedicarse a lo público, no al provecho propio. Eso es más importante que la recuperación económica.

-Y más difícil, imagino.

-Sí, porque la crisis se impone desde arriba. Como cuando algunos políticos catalanes acuden al paro y los subsidios para hablar de Andalucía. O como cuando salen a la luz escándalos de corrupción que llevan años tapados. ¿Qué recuperación va a haber con una falta de honestidad semejante? Lo peor de todo, no obstante, es que nadie ha salido admitiendo que se ha equivocado, nadie ha dimitido ni se han exigido responsabilidades. Si la mafia existe en el mundo, ¿qué se puede esperar cuando las asociaciones criminales se infiltran en las instituciones públicas?

-¿Establecería algún vínculo entre Ayer no termina nunca y su documental Escuchando al juez Garzón, tal vez bajo algún tipo de cine político o social?

-No. El documental nació en un momento muy puntual en el que yo creía firmemente en la inocencia del juez Garzón. Yo le admiraba y creía que lo que se estaba haciendo con él era innoble. Pero Ayer no termina nunca es otra cosa, es un proyecto mucho más personal. Trata de dos personajes que se pierden primero respecto a sí mismos, luego como pareja y por último como personas.

-Con el rodaje recién terminado de Panda eyes, ¿establece alguna distinción entre las películas que hace con reparto internacional y las que rueda con actores españoles?

-Es curioso, porque al final la gente que ha resultado imprescindible tanto en Ayer no termina nunca como en Panda eyes es la misma. No importa de dónde sean los actores ni el idioma que hablen, importa la conexión que logre mantener con ellos. Rodamos Ayer no termina nunca en Igualada y Barcelona y fue un gustazo trabajar con Javier y Candela, no sólo porque son grandes profesionales sino porque la conexión con ellos es muy fácil. Panda eyes es algo muy distinto, pero he disfrutado mucho dirigiendo por ejemplo a Sophie Turner, que es muy joven pero es una actriz tremenda. Haga lo que haga, siempre es cine. Lo que cuento se adapta a esta forma de narrar.

-¿Y hace el cine que quiere?

-Hasta ahora, sí. Si no hiciera el cine que quiero, no lo haría. Habrá que seguir luchando.

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