javier ruibal. compositor e intérprete

"Para encontrar la música hay que estar en silencio"

  • Tras ocho años, el portuense regresa con una nueva colección de canciones, 'Quédate conmigo'

-Nunca había hecho esperar tanto a sus seguidores, ocho años desde su último disco de canciones inéditas. ¿Qué ha pasado?

- Bueno, la vida a veces no se organiza de forma óptima para estos asuntos de publicar discos pero, bueno, entre unas cosas y otras... Asuntos personales y que la creatividad no es una fuente inacabable sino que hay que esperar que el acuífero se rellene y volver a sacarle otra vez su jugo. Ésa es la madre de todas las artes, tener paciencia y saber encontrar qué cosas nuevas decir que estén en línea con lo que ya dijiste.

-Curioso, habla del concepto obra completa en el tiempo de la canción suelta y de los tres minutos de youtube.

-Es que yo creo que esto es un largo recorrido. Como si fuera un profesional de cualquier otra cosa, lo que yo quiero hacer es una buena carrera y, si el destino lo pone a tu alcance, que sea por méritos propios y no por casualidades o por estrategias. Prefiero pensar que con cada canción me estoy reinventando pero también que cualquier canción de este disco sea intercambiable por otra de otro disco anterior.

-Pero es difícil encontrar ese punto de equilibrio entre la reinvención y ser fiel a lo anterior. ¿Cómo lo intenta conseguir?

-Paciencia y mucho silencio. Para encontrar la música hay que estar en silencio, hay que aguardar al acorde que justifique los versos. En eso, creo, que radica uno de los encantos de este oficio o, al menos, yo me lo planteé así, intentar la sensación de que la magia te está tocando con su varita, es lo que hay que buscar constantemente. Paciencia y esmero.

-Habrá estado en silencio pero quieto, no. En medio de estos ocho años han estado 'Sueño', la reedición de 'Pensión Triana' y el espectáculo Casa Ruibal.

-Es cierto, he estado en activo. Una de las cosas bonitas de este oficio es que te dejan contar el cuento muchas veces durante bastante tiempo, por esa cosa tan hermosa que tiene la música que cada vez que se interpreta es como si acabara de componerse. Este tiempo no he estado parado, he estado tocando mucho en directo, viajando mucho, he estado en Centroamérica, en Argentina, estuve varias veces en Nueva York, Chicago, Miami... Digamos que he estado por ahí dando una ronda de divulgación de lo que uno hace y recogiendo un poco para componer y grabar.

-En todos esos conciertos, y en los que ha realizado por aquí, ha ido probando algunas de las canciones de este nuevo disco. No es un hombre de secretos.

-Sí, yo soy un lengua larga, soy incapaz de ninguna estrategia, de ocultar o preservar una cosa, para que luego sorprenda... ¡Si a mí lo que más me gusta es componer! Y cuando algo te lo crees de verdad, lo que quieres es comunicarlo cuanto antes. Además, por dos razones, una porque el público merece que cualquier novedad se le ofrezca y otra, para sondear qué tal reacciona el público con las nuevas canciones.

-En 'Quédate conmigo' nos volvemos a encontrar con su territorio musical pero con algunos matices, ¿tiene algo que ver con las manos de José Recacha y Javi Ruibal?

-Las canciones las concibe uno pero yo les he dejado una libertad absoluta a la hora de producirlas. La producción de Javi es magnífica, al margen de elogios paternos, creo que tiene muy buena factura. Son ellos los padres de todo el envoltorio musical de la producción. Y José Recacha ha hecho unos arreglos magníficos, aparte de tocar una cantidad ingente de instrumentos. Este disco tiene también una cosa especial y excepcional, es la primera vez que lo producimos en nuestro estudio, Lo Suyo, para nuestra propia compañía que también se llama Lo Suyo porque lo suyo era, definitivamente, dejar de estar en manos de nadie. Hay mucho afecto en todos sitios, porque hasta la portada la ha hecho Pepa Niebla, una gran cantante de jazz y estupenda fotógrafa, y el diseño de su hermana, Isabel Cabello. En este disco hay mucho amor, mucho abrazo, muchas ganas de hacer algo hermoso. Este disco cumple con la idea que yo siempre sigo: un disco siempre tiene que tener una buena colección de canciones, que se sostengan por sí mismas, una por una, y que todas juntitas vayan en amor y compaña.

-Lo Suyo es para vosotros, ¿pero también para otros?

-Las dos cosas. Lo Suyo empieza como un estudio en el que se han grabado discos muy notables como los de Glazz, Alejo Martínez, Paco Cifuentes... Independizarse como compañía y sello editorial es otro asunto, es la consecuencia del paso del tiempo y de estos tiempos concretos en los que han cambiado mucho los movimientos y manejos de las compañías discográficas y la posesión del público ante los discos. El público, en términos muy generales, ha caído en una desafección por los discos. Antes comprar un disco no era sólo llevarte a tu casa la obra de un artista para disfrutarla, también para demostrarle tu apoyo. Esa sentimentalidad ha pasado a otro terreno y si además tienes la desventaja de la intermediación, que tu disco dependa de que haya un intermediario o muchos que sepan entendar lo que tú le has puesto en las manos, incluido el desembolso económico, pues prefiero hacerlo yo. Pero ocurre una cosa muy bonita, que dentro de esa desafección, que ya digo, en términos muy generales, mi público se ha volcado en comprar el disco en la tienda de internet que tenemos. Creo que con la idea de que si lo compran en tu espacio te están financiando a ti directamente. Pero sobre el hecho de la intermediación... A ver, los discos no son caros, caras son unas zapatillas que te duran seis meses o unos vaqueros que cuestan la tercera parte del sueldo mínimo interprofesional. Un disco es algo que perdura.

-Pues volvamos al suyo. Muchas colaboraciones flamencas, ¿no?

-Yo siempre he estado cerca del flamenco y en mis canciones siempre aparecen pinceladas o la evocación de un palo. En este caso hay dos bulerías, y dos bulerías por soleá. Una de ellas me apetecía además porque forma parte de la memoria de todos nosotros. Hablo de aquellos cines donde a la prohibición y a la censura le ganábamos un poco de libertad teniendo al alcance y tocando la piel de otra persona. Todo eso mientras en la pantalla estaban matando los romanos a quien sea o se bombardeaba Hiroshima. El Cine Macario es el Cine Brunete o Caleta en Cádiz, el Palmera, en Sevilla, o el Florida en Jerez. Así que me apetecía también que estuviera toda la Bahía representada, que estuviera Cádiz, con Palomar; Diego Carrasco, Tomasito y Juan Diego Mateos, por Jerez, y Javi, Lucía y yo, por El Puerto. Y sobre todo Lucía porque ella es flamenca por derecho.

-¿Era usuario del Cine Macario?

-¡Claro! Además estaba en mi calle, en la calle Luna. Ese tema lo estrenamos en Casa Ruibal, en El Puerto, y hubo mucha gente que me dijo que se habían emocionado, a pesar de que el relato es humorístico. Pero es que una cosa no tiene que ver con la otra, la bulería más alegre puede contener unas emociones que a lo mejor no tiene la seguiriya más profunda.

-En 'El príncipe de los parias', por ejemplo, cuenta una historia que se desarrolla en Nueva Delhi pero los arreglos suenan a samba. ¿Por qué?

-En mi caso, ha llegado un momento donde todas mis influencias están ahí, a flote. Es como una paleta de colores. Es cierto que la historia es en La India pero está latente una especie de samba brasileña pero tocada con un sitar. ¿Por qué no? Lo que tienen que tener las canciones es encanto. Y creo que eso lo hemos conseguido en el disco, que cada canción tiene un encanto especial, una emoción propia, algunas muy luminosas como en El príncipe de los parias y en otras más recogida como en El niño del Serengueti o en Baila Lucía.

-¿Qué no le debe faltar a una buena canción para lograr ese encanto?

-Lo que las canciones deben tener es inmediatez, que sea una pequeña obra musical pero que no dejen de aspirar a tocar sentimientos profundos, que hable bien del esmero con el que la has hecho, que no sea un inventito para salir del paso.

-El "biruji" de Siberia, canta en un tema. La 'Viñera de postín', titula a otro. En sus versos no falta el vocabulario gaditano y andaluz de andar por casa. ¿Es parte también de su territorio?

-Hay que intentar que en las canciones no falte el lenguaje con el que todos nos manejamos a diario, las expresiones más naturales y divertidas pero aliadas con un pensamiento lo más cuidadosamente enunciado. Eso creo que es a lo que aspira todo aquel que escribe. De hecho, siempre me refiero a Pepe Caballero Bonald porque hace mucho hincapié en que hay que esmerarse y para eso hay que dedicar tiempo. Cuanta más dedicación pongas en llegar a todos, mejor lo harás. Esa es la obligación de los que escribimos canciones, llegar al que sabe mucho y al que sabe menos.

-Me habla de Caballero Bonald pero pienso en Fernando Quiñones...

-Sí, también, es lo mismo... Mira en otra entrevista me han preguntado por lo del humor en las canciones. Y yo cuando era adolescente pensaba que para ser serio había que hacer poquitas bromas, pero luego te das cuenta que la seriedad no es un rictus en la cara, es una actitud en la vida. La seriedad en el sentido de ser formal y hablar de las cosas como hay que hablar de ellas. Y Fernando tenía esa virtud, era un tío muy profundo en lo que decía y en apariencia todo eran juegos de humor. Yo no me había decidido a hacer eso hasta que Pablo Carbonell me pidió que hiciera Atunes en el paraíso.

-Alguien dijo que todas las canciones, en el fondo, son canciones de amor. ¿Cree en eso?

-Bueno, no sé. Lo que ocurre es que en los últimos 40 años las canciones están asociadas a las relaciones de pareja y en el folklore hay mucho de eso. Pero no todas son así. Yo, particularmente, hago muchas canciones que hablan de amor pero sin almíbar. De los 60 a los 80 hubo mucho almíbar porque se hacían canciones por cantantes melódicos para conquistar a las muchachas en los bailes de sociedad. Yo huyo del almíbar. Prefiero un amor más físico.

-'Los huérfanos de la Pensión Triana'. ¿Nostalgia, quizás?

-No, qué va, decepción. La decepción de que ha habido gente que ha faltado a las promesas que nos hicieron en aquel tiempo lleno de esperanza. Cada uno prometió que iba a hacer algo por los demás, unos que iban a hacer canciones, hubo quien se colocó la medalla de defensor de los derechos de los trabajadores... En esta canción lo que hay es una queja por la estafa que hemos sufrido por parte de algunos. No por un caso concreto pero todos conocemos a algunos... Veníamos de una dictadura y creímos en la capacidad y bondad de todo aquel que se presentaba a las elecciones y resulta que después algunos de ellos estaban cuidándoles las fortunas a multimillonarios y otros están apoltronados en consejos de administración ganando unas cantidades ingentes de dinero sólo por haber estado en política. Mientras, el resto de la gente, han tenido que peleárselo en la vida real. De esa estafa viene un mal rollo y un mal sabor de boca que me tenía que sacar y me lo he sacado con esta canción.

-Y para quedarnos con buen regusto en el paladar. ¿Cuándo toca por casa?

-Primero, el 28 de diciembre volveremos con Casa Ruibal al Puerto, al Pedro Muñoz Seca. Y el 4 de abril estaremos con Quédate conmigo en el Falla. Cuando se estrena un disco pues hay que darle su ceremonia, tenemos que celebrarlo y qué mejor que en el coliseo. Esa era la única fecha en la que teníamos acceso al teatro. Creo que sabremos esperarnos.

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