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Incertidumbre en torno a la programación cultural de 2020 en Cádiz

La cultura, en el aire

  • Al aplazamiento de la Feria del Libro, la programación del Falla hasta abril y los Cursos de Verano, se une la cancelación de Cádiz en Danza y las dudas sobre el Títere, Alcances y el FIT

Una actuación del festival Cádiz en Danza en el espacio Entrecatedrales.

Una actuación del festival Cádiz en Danza en el espacio Entrecatedrales. / Lourdes de Vicente

El coronavirus arrasa con todo. Las numerosas vidas humanas son, sin duda, la consecuencia más dramática de todas, la que no tiene vuelta atrás y la que marca con diferencia la magnitud de este drama mundial que en España se está sintiendo con especial virulencia. Pero al lado de esta cruenta mortalidad se sitúan otras consecuencias de carácter económico que amenazan con minar, lo están haciendo ayer, la estabilidad social. La cultura, como espacio creativo pero también como industria, no se salva del desastre y está sufriendo desde el principio de la crisis un seísmo de evidentes proporciones.

Cádiz, el Cádiz cultural, no es una excepción. La paulatina cancelación por meses de los espectáculos del Teatro Falla, el aplazamiento de la Feria del Libro y de los Cursos de Verano de la Universidad de Cádiz son las primeras víctimas culturales ya confirmadas. Pero el panorama no es mejor para lo que queda y la sombra de la duda, cuando no la certeza, cubre el resto de festivales y espectáculos que marcan anualmente la vida cultural de la ciudad.

Una de las próximas cancelaciones que se anunciará desde el ayuntamiento será el festival Cádiz en Danza, que estaba previsto entre el 6 y el 13 de junio. Algunas de las compañías incluidas en su programación han recibido ya la noticia de que no se celebrará este año, con el ofrecimiento de regresar en 2021. A la espera de la confirmación oficial, queda la duda de si el festival apostará por mantener de alguna manera los espectáculos programados para celebrarse en la calle.

Pero la cancelación de los espectáculos del Falla de Cádiz en Danza, previstos para junio, invita a pensar que similar medida se tomará también con los programados para mayo en el Gran Teatro Falla y los previstos para junio. Representantes de algunos de estos artistas consultados por este periódico confirman que será difícil mantener su celebración por las fechas y, también, porque son espectáculos cuyas entradas aún no han salido a la venta, después del fiasco que ha supuesto el cambio de empresa concesionaria encargada de tal cometido. Lo lógico es que algunos de los conciertos y obras teatrales programadas sean trasladadas, en la medida de lo posible, a la programación del segundo semestre de este año 2020.

Aunque aún no se ha producido una cancelación oficial, la Asociación Qultura tiene bastante claro que el concierto de The Soloist of London programado para mayo, cuyas entradas sí están vendidas al estar incluido dentro de su ciclo de abonos y fuera del circuito propiamente municipal, tiene una supervivencia complicada. Se trata de una formación que tiene que desplazarse desde varios puntos de Europa, con los pasajes ya comprados, pero en un escenario imprevisible. Incluso en el caso de que se autorizara para esa fecha su celebración, algo improbable ahora mismo, una hipotética limitación del aforo convertiría el espectáculo en un descafeinado concierto que, además, no resultaría rentable económicamente. Lo lógico es que los organizadores aplacen el concierto para el año que viene tratando también de aplazar los pasajes de avión ya comprados.

Y si Cádiz en Danza cae y los espectáculos del Falla, también, los nubarrones se ciernen igualmente sobre el Festival del Títere, previsto para mayo y con varias funciones en el Teatro Falla, otras en el Teatro del Cómico y varias en la calle. Su celebración, con los datos que hoy se conocen sobre desarrollo de la epidemia, del estado de alarma y de la vuelta a la vida cuando todo acabe, se antoja muy complicada.Pero las dudas, las grandes dudas, se plantean en torno a los dos festivales más longevos de Cádiz, también los más conocidos fuera de la ciudad y que, con sus altibajos, acumulan años de prestigio.Se trata de Alcances, el festival de cine documental, y del FIT, la cita teatral iberoamericana.

En el caso de Alcances, sobre el que se anunció por parte de la concejala Lola Cazalilla una mesa de debate para analizar nuevas líneas de actuación, aún no se han publicado las bases para la recepción de documentales. En otros años, se han sacado entre los meses de marzo y abril, con un plazo de presentación de cintas que expiraba en junio. Es decir, aún se estaría en plazo de convocar el festival, aunque quedaría por ver la respuesta de una industria muy parada.

El FIT, cuya fecha de celebración es octubre, tampoco tiene muy clara su celebración si nos atenemos a dos cuestiones básicas: no tiene director tras la jubilación de Pepe Bablé y, por tanto, no se ha producido ninguna reunión de su Patronato, que a estas alturas en otras ediciones ya conocía un avance de la programación e, incluso, la autoría del cartel anunciador. Cazalilla, de hecho, anunció en octubre de 2019 un concurso público de proyectos para el FIT del que aún no se tienen noticias oficiales.

A estos inconvenientes organizativos se añade el hecho de que muchas compañías del FIT llegan de Iberoamérica, donde el virus se encuentra aún en fase inicial y con medidas de restricciones fronterizas que hacen difícil, muy difícil ahora mismo, gestionar presencias y viajes.

En el marco de los grandes festivales queda el de música española de noviembre, organizado en este caso por la Junta de Andalucía y que por su fecha y por su formato, con grupos españoles y en su mayoría andaluces, cuenta aún con un margen de maniobra muy amplio para tomar una decisión en torno a su celebración.

Y queda el verano, unos meses de múltiples actividades y espectáculos cuya celebración también puede peligrar por la incertidumbre de las medidas sanitarias que se tomen una vez acabe el estado de alerta. El Festival No sin Música, por ejemplo, mantiene su celebración a la espera de estas directrices. Será en agosto, a mediados, y sus organizadores confían en un cambio de panorama, aun con restricciones. También se mantienen de momento los conciertos anunciados en el ciclo Músicas del Mar, con Estopa y las dos esperadas citas de Alejandro Sanz en el Carranza.

Pero el Ayuntamiento también tendrá que tomar un decisión sobre el resto de la programación estival, donde se incluye flamenco, conciertos en los baluartes –con el de Candelaria aún en obras, por cierto, como la nueva sede de Cultura en Ancha– y el festival de circo que el año pasado tuvo una excelente acogida en las calles de la ciudad.

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