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Crítica de Cine cine

El creador de 'Arma letal' se mira el ombligo

dos buenos tipos

Comedia, EEUU, 2016, 116 min. Dirección: Shane Black. Guión: Shane Black, Anthony Bagarozzi. Intérpretes: Ryan Gosling, Russell Crowe, Kim Basinger. Cines: Bahía de Cádiz, El Puerto Bahía Mar, San Fernando Plaza, Chiclana Las Salinas, Sanlúcar Al Andalus, Jerez Yelmo, Odeón Los Barrios.

De Shane Black, que tiene como créditos haber escrito las cuatro entregas de Arma letal y dirigido Kiss Kiss Bang Bang e Iron Man 3, puede esperarse lo justito. De Russell Crowe y Ryan Gosling puede esperarse mucho más. Pero como Black escribe y dirige Dos buenos tipos, la película da lo justito para entretenerse y mucho menos de lo que Crowe y Gosling pueden ofrecer como actores. Tocando otra vez la tecla de la parodia del cine detectivesco de acción, esta vez con una pareja despareja que recuerda tanto a Starsky y Hutch (o incluso al dúo Terence Hill y Bud Spencer) como a sus propios guiones de Arma letal o su debut como director con Kiss Kiss Bang Bang, Black se mete por los tal vez rentables pero desde luego poco estimulantes senderos de dos personajes pasados de rosca que se ven inmersos un caso en el que se mezcla la prostitución, el porno, el chantaje y las altas esferas. Todo, naturalmente, ambientado en Los Ángeles noir de los años 70 al que Black dio vida en los 80, porque su carta esencial es la de la parodia, el guiño, el codazo cómplice, el homenaje nostálgico, el regreso al universo en el que Black se siente más seguro... Hasta en el grafismo de los títulos de crédito. Llámenlo como quieran porque al final todo resulta ser más de lo mismo.

La cosa empieza originalmente con un chaval cuya casa es destrozada y atravesada por un coche que acaba por estrellarse en el jardín, despidiendo el cuerpo agonizante de la misma modelo con la que en ese instante se recreaba en las páginas centrales de una revista erótica. Lo que sigue, estando bien contado, huele demasiado a artificio para satisfacción de aficionado al cine comercial con aspiraciones de cinéfilo presto a reconocer y apreciar los guiños y las referencias. Y a reírse lo suficientemente fuerte como para que todos entiendan que lo ha cogido. Lo que no obsta que para el espectador desprejuiciado sea una entretenida y hasta divertida película de colegas (eso que llaman buddy movie), el género que Black revitalizó con la pareja Gibson-Glover, y que halla su mejor baza en sus intérpretes (sobre todo en Gosling, que crea un personaje cómico más fuera de su repertorio, mientras Crowe repite el de siempre desde los tiempos de L.A. Confidential).

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