Cultura

Las cornucopias de Woody Allen

Ficha artística y técnica: Nacho Artimes, Carlos Lorenzo y Adulterio Producciones. Obra: Adulterios. Autor: Woody Allen. Dirección: Verónica Forqué. Versión: Nacho Artimes. Reparto: María Barranco, Mirian Díaz-Aroca, Fermí Herrero, Fernando Acaso y Paloma Bloyd. Escenografía: Andrea D'Odorico. Iluminación: Felipe Ramos. Ayte. Dirección: Luis Luque. Día: viernes 7 de agosto. Duración: 1 h. y 10 minutos sin descanso. Lugar: Patio porticado de San Luis Gonzaga en El Puerto. Aforo: Lleno.

El conflicto de parejas es argumento recurrente en la obra tanto cinematográfica como teatral del genio de Brooklyn. La promiscuidad da un juego superlativo en cualquier terreno dramático en el que compita, y los líos de faldas son el prozac de las producciones teatrales.

Hay que decir que la adaptación de Nacho Artimes es un tanto engañosa para el espectador entendido en la obra de Allen, pues si bien cada uno versiona como quiere o como puede, Adulterios cercena la original Three one-act plays (Tres comedias en un acto) dejándola reducida y reconvertida en la tercera de las historias que Woody ideó para el teatro: Central Park West. Artimes abusa en momentos puntuales de lo soez en busca del chiste fácil dentro de un tinglado argumental que va de menos a más.

Dice el propio autor que el sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír, pero no es el caso. Adulterios nos plantea una trama sumamente jocosa acomodada en un apartamento en pleno corazón neoyorkino, concretamente en la isla de Manhattan, en donde los personajes dirimen un combate casi letal que resulta entretenido para el espectador, con un final a lo Tirso de Molina en donde el burlador es finalmente el burlado. Como ven todo está inventado, la diferencia está en la manera de contarlo.

La frescura y naturalidad de la malagueña María Barranco (Phyllis) plagada de los tics característicos que la han llevado en volandas a trabajar con los mejores directores de cine del panorama nacional, cautivan sin reparo alguno a la concurrencia de San Luis. Con la voz un poco tomada pero con su carácter irreverente de siempre, da una ajustada réplica a la versátil Miriam Díaz-Aroca (Carol), que hace una interpretación de libro de la típica rubia descerebrada, registro que sorprende muy gratamente en esta actriz televisiva.

Resulta ineludible la percepción del sello de Verónica Forqué en cada fotograma de una puesta en escena concebida de forma muy cinematográfica, su estilo de interpretar y desparpajo teatral lo traslada con suma habilidad a la dirección actoral de esta propuesta.

Adaptación comercial con barniz de autor neoyorkino que consigue la sonrisa jugando con los intercambios de fluidos, los cigarritos poscoitales y las cornucopias compulsivas. La sentencia final lo resume todo: "Crece de una vez Sam, te ha salido el tiro por la culata".

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