Cultura

Lo clásico no era esto

Drama, España, 2012, 119 min. Dirección: José Luis Cuerda. Guión: Manuel Rivas. Intérpretes: Quim Gutiérrez, Miguel Ángel Silvestre, Celia Freijeiro, Juan Diego, Xoque Carvajal, Axel Fernández, Carolina Cao, Sergio González, Chete Lera. Música: Sergio Moure. Cines: El Centro, Bahía Mar.

Hace ya muchos años que José Luis Cuerda abandonó los gratificantes delirios cómicos de una posible España surreal y loca (El bosque animado, Amanece que no es poco) por el academicismo más anestesiado de base literaria, claridad en el mensaje y modos narrativos clásicos más bien apolillados (La lengua de las mariposas, La educación de las hadas, Los girasoles ciegos) para el gran público con cierta conciencia histórica.

Con Todo es silencio, el director de La marrana vuelve a una novela del escritor gallego Manuel Rivas para contar en dos tiempos, entre los años 70 y 80, una suerte de western gallego sobre los clanes de la droga y la desintegración de una pequeña comunidad costera. Decimos una suerte porque todo aquí es un quiero y no puedo a la hora de intentar resucitar el gusto por el relato mítico y los personajes arquetípicos entre estampas naturales de film commission, decorados de cartón piedra y otras flagrantes carencias de producción que sólo dejan entrever un triste esqueleto de lo que realmente podría haber sido una buena película.

De pretendido aliento trágico, Todo es silencio confunde clasicismo con hieratismo y morosidad, sin dominio del tempo ni de la narración, no dejando respirar a ninguno de sus personajes (caciques, chulos de pueblo, yonquis, esposas sufridas, guardias civiles corruptos) más allá del trazo grueso, no sabiendo filmar a los niños y dejando una peligrosa libertad a sus intérpretes adultos (Gutiérrez, Diego, Silvestre) que deviene histrión de acento falseado o mera caricatura.

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