Como para casi nada, tampoco es buen momento para el Arte y lo artístico. Las muchas necesidades perentorias exigen un abandono - esperemos que no muy largo- de los asuntos del espíritu. Pese a ello, hay galerías que, contra viento y marea, mantienen el mismo status de interés, revalorizando al día su entidad como espacio expositivo. Es lo que ocurre con la galería sevillana que dirige Julio Criado. En medios de esta crisis absoluta de casi todo, también de valores y de intenciones artísticas, Full Art mantiene vivas y sin fisuras su apuesta por el arte más avanzado. De esta manera, tres jóvenes artistas, inmersos de lleno en lo más selecto de la plástica andaluza y protagonistas de importantes acciones -Julie Rivera ha sido la ganadora del último Certamen de Artes Plásticas Cajasol; Jorge Yeregui presenta actualmente un proyecto en el CAAC, y Paco Almengló ha sido uno de los pocos artistas españoles elegidos por Meter Weyler, comisario de la BIACS3, para participar en la que ahora tiene lugar en la antigua cartuja sevillana- ocupan los espacios de esta galería con una muestra donde la ciudad, lo urbano y sus muchas circunstancias son analizados desde distintas perspectivas y con diferentes planteamientos estéticos.

Los tres autores se sienten partícipes de un entorno; son conscientes de que la realidad urbana patrocina infinitas propuestas y se adentran por un paisaje en el que muchas veces lo hostil juega un papel determinante. Por eso, a Julia Rivera le interesa esos macrouniversos en los que se han convertido los centros comerciales. La artista jerezana realiza una reflexión sobre esa parte de la sociedad actual que sólo se siente segura en los espacios deshumanizados de las grandes superficies. En sus vídeos, en sus maquetas y en sus fotografías encontramos, casi sin referencia humana, una sociedad que huye de su entorno buscando no la ansiada libertad, sino la mera seguridad que no encuentra en su hábitat cotidiano. Para ello se vale de un pequeño cochecito, único medio de transporte que sirve para salir del infierno en el que se han convertido algunos barrios de la grandes ciudades y que ella particulariza en la ciudad de Caracas. Estamos ante una obra total -en fondo y forma- y que nos conduce por los horizontes de un nuevo arte social, lleno de compromisos y denuncias, lleno de situaciones y con muchos recursos para asumir un realidad artística distinta.

El otro artista jerezano presente, Paco Almengló, parte, también, de un cuestionamiento sobre la ciudad actual; sobre la deshumanización de sus gentes y de sus infinitas falsedades existentes en unas urbes donde existen muchos contrastes y mucho desarraigo. El artista nos presenta una sugerente pieza, un tambor que se mueve y refleja distintas imágenes con aspectos de una realidad social que queda condicionada por la historia, la sociología y la propia existencia de la gente. La ciudad es un cajón sin fondo donde todo queda reflejado como herencia cultural, pero también ofrece infinitos desajustes sociales. Paco Almengló nos va presentado secuencias de una historia a la que la propia humanidad le va aportando contenidos y dentro de ellos sus propias imperfecciones.

Jorge Yeregui, por su arte, nos introduce en las infinitas posibilidades de la fotografía. Sus obras nos hacen partícipes de una profunda reflexión entre las posibilidades de un paisaje que mezcla dos realidades distintas. Por un lado se cuestiona el actual paisaje ciudadano; por otro se plantea la necesidad creciente de una naturaleza que oferte muchos más recursos. Entre uno y otro se abren perspectivas que el autor anuncia desde un paisaje ambiguo donde todo puede ser posible y hacerse realidad.

Estamos, pues, ante una exposición completa donde un nuevo arte surge con indudable potencial creativo. Son tres desenlaces diferentes de un nuevo concepto artístico que ofrece nuevas vías de expresión.

Full Art nos sitúa en los modernos postulados de una galería con criterio. Algo de lo que falta en muchos de esos sectores que componen lo artístico.