Buen retrato de un cantante genial
Monsieur Aznavour | Crítica
La ficha
*** 'Monsieur Aznavour'. Biopic, Francia, 2024, 133 min. Dirección y guion: Mehdi Idir, Grand Corps Malade. Música: Varda Kakon. Fotografía: Brecht Goyvaerts. Intérpretes: Tahar Rahim, Bastien Bouillon, Marie-Julie Baup, Petra Silander, Rupert-Wynne-James.
No soy objetivo escribiendo sobre Charles Aznavour. Forma parte de mi infancia tangerina. Mi padre -que lo vio cuando aún no era famoso en una tournée que hizo por Marruecos en 1953- compró sus seis primeros discos en vinilo, los del Aznavour de entre 1953 y 1960 que fundía -como también hizo Bécaud- la pop song jazzística americana -Sinatra, sobre todo- con la chanson francesa, el Aznavour extraordinario de Parece que, Viens au creux de mon épole, Ça, Pour faire une jam, Avec ces yeux-là, Ay! Mourir pour toi, Les deux guitarres o For Me… Formidable. Que forme parte de mi memoria primera me puede hacer más exigente, por conocerlo bien y apasionarme la historia de la chanson, o más condescendiente, por afecto y admiración, con este biopic sobre el cantante.
Equilibrando lo uno y lo otro creo que se trata de un producto más que correcto, aunque con ciertas limitaciones, que tiene el interés de centrarse en los difíciles orígenes de la carrera de Aznavour, reconstruir bien la Francia de los años 50 y su universo musical, y beneficiarse de una muy buena interpretación de Tahar Rahim como Aznavour que tiene la suficiente intensidad como para haber podido prescindir de ciertos retoques para acentuar el parecido físico.
La película cuenta como el pequeño armenio de modesta familia emigrante, pero con inclinaciones artísticas, físicamente poco atractivo y con una voz en la que muy pocos confiaban, se convirtió en una estrella gracias a su talento, su extraordinaria voluntad y los oportunos encuentros con el pianista y compositor Pierre Roche (Bastien Bouillon), el actor, cantante y humorista Francis Blanche (Benjamin Clery), Gilbert Bécaud (Lionel Cecilio), el compositor Georges Garvarentz (Julien Campani) y por supuesto con la gran Edith Piaf (Marie-Julie Beaup), su más importante mentora. Desde su infancia a su paso por cabarets hasta ir conquistando los escenarios y las listas de éxito, seguimos el ascenso del extraordinario y muy personal cantante.
Se le podría reprochar a la película que, además de las citadas, aparezcan demasiadas figuras famosas del mundo de la canción, el espectáculo y el cine (recuérdese que Aznavour también fue un buen actor de extensa filmografía que interpretó el segundo largometraje de Truffaut, que también aparece en esta película). Pero se disculpa por la importancia que tiene, y la película lo cuenta muy bien, la figura de Aznavour en un importante punto de giro y de renovación de la chanson en su tercera década de otro tras las de los años 30 y 40 -los de Chevalier, Fréhél, Lucienne Boyer, Josephine Baker, Jean Sablon, Lys Gauti Tino Rossi o Charles Trenet- con la Piaf como esencial punto de giro.
Tras la correcta Patients y la estimable Los profesores de Saint Denis, los realizadores -entre otras muchas cosas- Mehdi Idir y Fabien Marsaud, que firma con su curioso nombre artístico de Grand Corps Malade, han logrado su mejor película. Y, lo más importante, un retrato convincente de un extraordinario cantante que gustará a quienes lo admiraron y lo descubrirá a quienes por edad no lo conocen.
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