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"El mundo de las nuevas tecnologías deja la capacidad de sorpresa atrás"

  • La autora presenta hoy ‘Historias para andar por Cádiz’ (QBook): una colección ilustrada de relatos que vindica al libro como objeto, concebida para recorrer de su mano la ciudad

La escritora gaditana Ángeles Hidalgo.

La escritora gaditana Ángeles Hidalgo. / D.C.

Cádiz como ciudad paseable y cotilla, muriéndose de ganas de contarlo todo. Ese es el motor de Historias para andar por Cádiz (Qbook), el libro en el que Ángeles Hidalgo ejemplifica la condición de microcosmos que puede tener la capital gaditana. El proyecto forma parte de una especie de reencuentro de la autora con su lugar de nacimiento, tras “haber vivido de espaldas a la ciudad casi toda la vida –cuenta–. Pero lo mismo va relacionado con el cumplir años, que lo telúrico te arrastra. Digamos que la ciudad ha sido como una sirena que me ha llamado, aunque también yo tenía cierta predisposición a ser llamada, a completar el círculo. Ahora mismo, creo que Cádiz es el sitio perfecto en el que vivir, porque aún mantiene ese ambiente local... y cuenta con rincones como la Alameda, que creo que es uno de los sitios más bonitos del mundo”.

Dentro de las cualidades de la ciudad, está su carácter asumible: “Quizá no lo descubres hasta que no puedes comparar, o hasta que no lo necesitas, pero una de las peculiaridades de Cádiz es que cuenta con un montón de espacios públicos para sentarse a ver, a charlar, a leer”, comenta. Ese es uno de los huecos de oportunidad, piensa su autora, que tiene Historias para andar por Cádiz, título que presenta hoy a las 19.30 en el ECCO. Entre sus páginas, los collages de Ramón Sánchez Pérez de Lara:“Lo abres por donde quieras y la ilustración, aparentemente indescifrable, te lleva al relato, y viceversa –explica–. Es otro de los objetivos que nos planteamos, darle valor al libro como objeto de papel”. No sólo están los collages que anuncian cada capítulo: a cada historia se le asigna un icono identificativo o un símbolo de la ciudad –sarcófagos fenicios, torres vigía, Alameda– , de tal forma que sus creadores están considerando lanzar algún tipo de material al respecto.

Aun así, con su breve pellizco de introducción gaditana tras cada entrega, Historias para andar por Cádiz es un libro difícil de etiquetar, con mucho de espíritu de guía en su elaboración, “concebido para que alguien de fuera de Cádiz se sumerja en Cádiz”.

Con una actividad profesional relacionada con el turismo, Ángeles Hidalgo asegura que, realmente, es una mala observadora, que el mirar con atención no le viene de serie, “aunque sí es cierto que soy mucho de sensaciones, de ir más allá de lo evidente”.

"Hay que cuidar el comercio local porque, entre otras cosas, es lo que da personalidad a un lugar"

Lo histórico asoma, inevitablemente, en muchos de los relatos, pero no estamos sin embargo ante un libro “monumental”, enfocado hacia los referentes más notables:“Si es lo esperable, no es original. Creo que la evocación quizá no tiene que ver tanto con el escenario como con la armonía de un espacio, la conjunción de una serie de factores que desencadenan algo”, comenta. De hecho, comercios de siempre como Tinoco o la copistería Copisteiro, en la calle Hospital de Mujeres, aparecen en distintos relatos –este último, que cierra el libro, una dosis de “realismo mágico a la gaditana”–. También aparece Casa Hidalgo, con la que la escritora tiene lazos familiares: “Me he inspirado en mi abuelo aunque él nunca fue chicuco, sino que llegó ya como propietario, junto a la familia de Gabino Hidalgo –explica–. Yo recuerdo todavía la estructura de la dependencia de madera, con el estanco corrido al lado, y los olores tan sugerentes... Un tipo de comercio, el almacén, que si no lo cuidamos está abocado a su desaparición. Y Tinoco es otra de esas instituciones que, el día que desaparezca, la echaremos de menos:¿en qué otra tienda de ropa entras y te miden la cintura? Pero forman parte de los rincones que te gusta descubrir cuando viajas. Me gusta reafirmarme en esas pequeñas cosas que son objeto literario”.

En Historias para andar por Cádiz también hay espacio para el que fuera referente sentimental de muchos gaditanos:el JJ Sister. Desguazado en 2005, puso el punto final –sin saberlo– a una época en la que aún era posible la fascinación: “Al ser menos las opciones, el horizonte era más pequeño pero también las cosas tenían mayor impacto –desarrolla Ángeles Hidalgo–. Cuando muchos decimos que echamos de menos ciertas cosas del pasado, no creo desde luego que estemos hablando desde la carencia, en ningún sentido, sino de cosas como esa capacidad de alumbramiento”.

JJ Sister es una historia de viajes en la que aún no hay maletas con ruedas:“Mucha gente no lo va a entender, porque tampoco han sabido, por ejemplo, de la tortura que era tirar de una maleta al uso –continúa–. Antes viajabas con una serie de inconvenientes, pero también una serie de ventajas como, quieras que no, el sentido de incertidumbre y el desconocimiento bastante completo de lo que te ibas a encontrar, más allá de esa imagen desgastada que habías visto en el catálogo o en alguna revista. Cuando uno siente algo, seguro que media humanidad lo está sintiendo: y es cierto que a los que venimos de lo analógico, o estamos a caballo entre las dos cosas, nos parece que el mundo que están montando las nuevas tecnologías deja esa capacidad de sorpresa atrás”.

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