Exposición

‘Vanitas’, la sensación de vacío y pérdida material tras la muerte

  • Santa Catalina acoge una exposición sobre el doloroso rescate de los libros de Rafael de Cózar

Exposición de fotos, dibujos y pintura de María Jesús Casermeiro en Santa Catalina.

Exposición de fotos, dibujos y pintura de María Jesús Casermeiro en Santa Catalina. / Jesús Marín

La sensación de vacío y desasosiego, de pérdida e incluso asfixia, que experimentó en sus propias carnes la artista e ilustradora María Jesús Casermeiro cuando entró en la biblioteca destrozada por las llamas de Rafael de Cózar es lo que plasma en la exposición Vanitas, que ayer se inauguró en la sala alta de San Nicolás del Castillo de Santa Catalina, con motivo del Día del Libro.

Una muestra de fotografía, dibujo y pintura en la que trata de mostrar esta sensación de finito y de pérdida de “todo lo que se adquiere en este mundo, la riqueza, el saber y el conocimiento”, que enseguida vinculó al género barroco de las vanitas y al concepto de lo efímero de estos bienes materiales y los placeres terrenales. Así como a la imposibilidad “de llevarlo con nosotros una vez que morimos y desaparecemos”.

María Jesús Casermeiro y su marido el poeta Manuel García fueron los encargados de inventariar la biblioteca de Rafael de Cózar tras el devastador incendio que acabó con la vida del poeta hace unos años, cuando se desvaneció precisamente por querer salvar este legado literario.

Un trabajo, el de catalogación, en el que estuvo inmersa unos días y que le inspiró rápidamente, pero cuya idea fluyó meses después, cuando decidió aislar técnicamente en su proceso pictórico cada uno de los elementos típicos del bodegón barroco para insertarlos de alguna manera en este lugar arrasado por las llamas. “Uso el vacío de las estanterías, la paleta de colores más reducida para enmarcar estos elementos como el florero con flores marchitas, la fruta madura, el reloj que marca el tiempo, el cráneo, el humo y todo lo vinculado a la desaparición”.

Un vínculo, el de los libros de Cózar y el fin de la vida que sugiere de forma sutil en su exposición, “a través de fotos abstractas de las huellas que había dejado el incendio en la casa, de los grises, humos y cenizas”, que es lo que marca el discurso expositivo. De hecho, “lo que aparece en mi pintura es el gesto, el fondo de estos elementos como son las estanterías vacías o la huella de la espuma de los bomberos sobre las paredes ahumadas”, explica.

Un relato que amplía para la exposición gaditana con una serie de tres dibujos que ha realizado de forma expresa, en los que representa libros quemados y que es la imagen del cartel.

María Jesús Casermeiro fue precisamente la ilustradora del último poemario de Rafael de Cózar, a su vez editado por la editorial de Manuel García, Point de Lunettes. Uno de los múltiples ejemplares que atesoraría en su biblioteca, de los que consiguieron rescatar 4.000 de los 9.000 que aguardaba el escritor, “y en el que tratamos de rescatar la correspondencia, notas, dedicatorias y documentos en su interior”. Labor, añade, que avanzó en buena parte su viuda, Natalia Turrión.

La exposición la ha puesto en marcha el Ayuntamiento gaditano junto a la Fundación Carlos Edmundo de Ory, escritor con el que el poeta Rafael de Cózar mantuvo un enorme vínculo. Además de la amistad que unía a ambos, Cózar fue el responsable de Metanoia, una de las mejores antologías sobre la obra de Ory.

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