Cultura

Teresa Nieto anuncia el cierre de su compañía de danza

Siete premios Max, el Nacional de Danza, 26 años de éxitos con Teresa Nieto en Compañía... pero la maestra, coreógrafa y bailarina está "harta" de trabas: "Este año ha sido una debacle. Me siento sin fuerzas, muy desilusionada, triste, enfadada y alucinada y por eso cierro la compañía", anuncia.

Por eso su actuación de hoy en la II edición del Festival Internacional Danza_MOS, que se celebra en el teatro Conde Duque de Madrid, será la última de su compañía.

"He aguantado carros y carretas. La cerré en 2001 pero me pudo la emoción y volví. Ahora simplemente es imposible mantenerla. He bajado el caché, creado una escenografía que cabe en una maleta... He sabido adaptarme pero este año ha sido la debacle. Se han ido cerrando todas las puertas y no hay contratación", lamenta Nieto (Tánger, 1953).

La artista lleva desde 2009 viviendo una situación "fatal" pero siempre ha tenido una "escapatoria", un contrato que le salvaba in extremis, como cuando crearon la multipremiada Tacita a tacita, con la que celebraban un "feliz sumario" de 20 años de actuaciones.

En estos años, enumera, han cerrado teatros que programaban danza, las redes autonómicas solo contratan a compañías de la región y plazas a las que iban ya no quieren esos espectáculos. Desde el primer estreno de su compañía, Danza breve, Nieto se ha empeñado en mantener una formación "de tamaño medio" y eso ha agravado el problema porque aunque para ella ha aceptado "bajadas y más bajadas" no ha cedido en las condiciones económicas de sus trabajadores y ha sido imposible "armar una gira mínimamente decente".

"Es una cuestión de dignidad también. Hay que trabajar de una forma profesional, sin caer en la absoluta precariedad. La cosa esta muchísimo más fea de lo que nadie imagina", advierte. Lo que le pasa a ella, admite, es un reflejo de lo que pasa en general en el país, pero para la danza contemporánea es aún más complicado y este año "ha sido la puntilla".

"Todas las perspectivas de plazas, festivales, circuitos y ferias se empezaron a cerrar, algunas de una forma muy fea. Le vi las orejas al lobo y pensé que me hundía y tuve que reaccionar porque, si no, me iba a costar una enfermedad".

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