Cultura

Suspiros de Alemania

Comedia, España, 2015, 94 min. Dirección: Nacho G. Velilla. Guión: Antonio Sánchez, David S. Olivas, Oriol Capel, Nacho G. Velilla. Fotografía: Isaac Vila. Música: Juanjo Javierre. Intérpretes: Yon González, Julián López, Blanca Suárez, Miki Esparbé, José Sacristán, Malena Alterio, Javier Cámara, Carmen Machi. Cines: Bahía de Cádiz, Bahía Mar, San Fernando Plaza, Al Andalus, Yelmo, Odeon.

Cuando pase este aciago periodo de crisis, tal vez se recuerde el cine español de su tiempo bajo una extraña paradoja: la que nos hable del regreso triunfal de viejas fórmulas de la comedia populista que funcionan no tanto como espejo crítico sino como producto acomodado y complaciente ante los numerosos retrocesos sociales.

Mucho éxito, sí, pero a qué precio. Perdiendo el Norte reivindica sin pudor alguno aquellas comedias del desarrollismo que encumbraron a Landa o Martínez-Soria como héroes del exilio de cesta de mimbre de ida y vuelta, a saber, sacando pecho de los complejos históricos para amansar al personal con las propias miserias y una iconografía decolorada que apenas sirve hoy para estampar camisetas vintage y rellenar programas televisivos de nostalgia.

Perdiendo el Norte no deja de ser una puesta al día aseada, cínica y costeada de aquel modelo, con nuevos rostros y cuerpos guapos y mediáticos en la Alemania de Merkel, aunque la presencia de José Sacristán como viejo emigrante con alzheimer sea casi una broma de mal gusto.

Nacho G. Velilla dispone sus piezas al más puro estilo de la sitcom televisiva, Berlín es un decorado de otro capítulo falso de Españoles por el mundo, y los mecanismos de la comedia descansan, como siempre, en el guión de enredo sentimental, los diálogos (de dudosa pegada) y la tipología de tontos ingenuos, antes que en cualquier recurso de puesta en escena.

No sé si tal vez es demasiado pronto para reírnos del paro, la emigración forzosa de la "generación mejor preparada" o los desahucios como pretende esta película, que bien podría pasar por propaganda política encubierta. O sin cubrir. Estamos en campaña.

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