Cervantes tenía que ser. Y los cervantes. José Manuel Caballero Bonald, por decimoquinta vez anfitrión de uno de los encuentros de literatura de más prestigio del país, recibió este año uno de los galardones para los que sonaba desde hace más de una década. Así, entró a formar parte del Parnaso de inmortales laureados y ha convocado a los mortales del club para pensar lo que han sido, lo que serán y qué pensaría Cervantes, el divino manco, de todo esto. A la convocatoria acuden un póquer de héroes de las letras y otro póquer será virtual, estarán presentes porque se hablará de ellos y de lo que escribieron.

José Manuel Caballero Bonald resume a la perfección, y con su retranca habitual lo que, en el fondo espera de este nuevo congreso: "Es una oportunidad excelente para que nos encontremos en Jerez algunos viejos amigos". En esta ocasión, entre otros, los amigos son Antonio Gamoneda, Jorge Edwards y, en un detalle que emociona al escritor jerezano, Ana María Matute. No estarán, pero se hablará de Vargas Llosa, de José Emilio Pacheco, de Juan Marsé y de una figura sublime del castellano, Juan Carlos Onetti, uno de los primeros cervantes (hay que remontarse a 1980).

Bonald contesta sin concretar demasiado sobre las sorpresas que le esperan, aunque a un hombre como él, de profesión escéptico, de edad pausada, ya no le sorprende nada o casi nada. "En fin, siempre se espera algo positivo de este congreso. Cada congreso ha tenido su interés por una u otra razón. Creo que el de este año dispone de un aliciente muy especial, relacionado más que nada con la personalidad de los escritores ganadores del Cervantes que van a asistir. Ver juntos, por ejemplo, a Jorge Edwards, Ana María Matute o Antonio Gamoneda no deja de tener su atractivo".

Bonald hubiera deseado un encuentro mucho más nutrido, pero las agendas y las edades son infernales: "No van a asistir todos los que hubiésemos deseado. El premio Cervantes se otorga a la obra de toda una vida, o sea, que los ganadores son ya normalmente personas de edad avanzada. Y eso les ha impedido viajar a algunos".

El congreso se abre el miércoles con un habitual de la cita, Juancho Armas Marcelo, que se adentrará en la obra de Mario Vargas Llosa, que ya además de Cervantes es Nobel y que sigue dando guerra con grandes exitazos editoriales. A continuación Bonald se pone ante el flexo del salón de interrogatorios y conversará sobre su obra con el novelista Julio Manuel de la Rosa.

Al día siguiente, los críticos literarios Santos Sanz y Fernando Valls arrojarán luz sobre el universo de Juan Marsé, que pintó esa Barcelona sombría en la que ahora se agitan las senyeras. Al mediodía del jueves llega uno de los platos fuertes del festín: Ana María Matute en persona. Esa escritora aparentemente traviesa que esconde en sus paisajes ficciones atormentadas charlará con la escritora Juana Salabert. Ya por la tarde, Ignacio Echevarría profundizará en la obra del uruguayo Juan Carlos Onetti y Armas Marcelo y Santos Sanz hablarán de algo tan vaporoso como la literatura de los premios Cervantes, lo que tiene su riesgo considerando con que cada uno de los laureados son de su padre y de su madre.

El último día contará con la presencia de dos Cervantes, Antonio Gamoneda y Jorge Edwards. Gamoneda hablará con Tomás Sánchez Santiago y Edwards lo hará con Fernando Lafuente, director de ABC Cultural. Antes, habrá subido a la tribuna de oradores Jaime Siles para diseccionar la poesía del mexicano José Emilio Pacheco, premio Cervantes 2009. Las ponencias culminan con otra tarea compleja, que es enlazar un hilo conductor entre las poesías de todos los poetas galardonados con el premio que nos congrega. El propio Gamoneda participará en el debate junto a Jaime Siles y Tomás Sánchez Santiago.

Además, como es tradicional durante la celebración de los congresos de la Fundación Bonald, se presentará un nuevo número de la revista Campo de Agramante, que dirige el escritor gaditano Jesús Fernández Palacios, y se dará a conocer el ganador de este año del premio internacional de Ensayo Caballero Bonald.