Cultura

Quique González presenta sus nuevas armas preciosas

  • El cantautor eléctrico inicia la gira de Daiquiri blues, su disco grabado en Nashville

Tiembla la luz. El pelo más corto, bigote a lo Rick Danko, nuevos fichajes y la sala Q, a reventar, Quique González abre en Sevilla su nueva gira. Presenta armas más preciosas que precisas, octavo disco, Daiquiri Blues, y se muestra excitado y nervioso tras nueve meses de parón en directo y un fructífero viaje a Nashville, de ahí que el artista regrese con más veras al country de su peculiar estilo de cantautor eléctrico agridulce y canalla. Vaquero de medianoche abandona el piano por una vez y se sitúa al frente de la escena, parece que se encuentra en vena, arremete con su flamante álbum, que desgrana casi completo, a riesgo de importunar a los fans ya veteranos que ha captado en diez años de carrera. Nada de eso. Quique, que se confiesa emocionado, estrena las piezas como si fueran clásicos de toda la vida, de hecho él mismo y sus nuevos temas amenazan con convertirse en clásicos, como reza la letra de Hasta que todo encaje. La banda aún necesita rodaje, pero promete. Quique no necesita ni diez minutos para activar al personal, las voces de ellas al unísono y la envidia cochina de ellos, qué tendrá Quique para encandilar a las mujeres, quizá practique los malabares de timidez y canalleo, mujeres malas y buenos bares. Así que el tipo se confiesa, o hace hablar a los personajes de sus historias. "Necesito un amor que no cueste trabajo para seguir de pie".

Dos por uno, guitarras afiladas, Hammond incandescente, Jacob eterno al bajo, Toni Jurado a la batería, adiós a los aristócratas del barrio, bienvenida a guitarrista y teclista de impresión, todavía impresionados. Imposible comparar con otras formaciones de González, que combina Daiquiri Blues con hielo de anteriores cócteles musicales. No faltan Kamikaces enamorados, Pájaros mojados o la sensacional De haberlo sabido. Quique se queda solo con su guitarra en una par de ocasiones, "¿qué queréis que haga?", la gente pide sus favoritas, él se deja querer, salta de Salitre a Pequeño rocanrol, de El campeón a la celebrada Miss camiseta mojada, y borda algunas hermosas composiciones nuevas como La luna debajo del brazo, la irónica Su día libre, Anoche estuvo aquí o Lo voy a derribar. Y advierte: "Riesgo y altura si vuelves a confiar en mí". Volcado en el presente, jaleado por el público, asombrado porque ellas se saben de memoria hasta el nuevo disco, Quique reconvierte al country algunos clásicos de su repertorio, con resultado acaso desigual, y ofrece una velada apasionada, la primera de la extensa gira que le espera, que él mismo y sus admiradores emplean para dar nueva vida a los temas de ayer y de hoy. El imperfecto y bello concierto arranca numerosos bises, la banda se despide dos veces, tras un par de horas de música sincera, Quique será el relevo, la leyenda, clásico del futuro, si no representa ya los valores que le gente presiente, a medio camino entre los trovadores y los rockeros de este rincón del mundo. "Yo también os quiero mucho".

ealcina.blogspot.com

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