Cultura

Paz Pasamar y 'La Dama de Cádiz' defienden el poder de la evocación

  • El sarcófago fenicio femenino centró el encuentro de Voces en el Museo

Los autores invitados al ciclo Voces en el Museo -organizado por segundo año consecutivo por la Asociación Qultura- tienen derecho a un curioso privilegio: escoger, de entre todas las piezas presentes en el Museo de Cádiz, aquella a la que le inventarán un pasado. Un pasado de presente continuo.

Pilar Paz Pasamar escogió para ello una de las figuras más representativas de la colección: el sarcófago fenicio femenino. Una pieza que inspiró el relato La Dama de Cádiz, la primera incursión en la prosa de la escritora. Su lectura, introducida por el arqueólogo José María Gener, protagonizó el encuentro que tuvo lugar en la plaza de Mina la tarde de ayer. Una cita a la que Paz Pasamar acudió tras asistir en Jerez a la entrega de premios del certamen que lleva su nombre.

"La historia real del sarcófago femenino es maravillosa -apunta la autora, refiriéndose al hecho de que la Dama de Cádiz se encontrara bajo la casa del arqueólogo Pelayo Quintero-. No necesitaría ninguna invención, la realidad es insuperable. Y, de alguna forma, ese halo de excepcionalidad la sigue rodeando. En pocas ocasiones, además, se han encontrado sarcófagos de esa época y características y tan completos..."

El relato, recogido en la recopilación Historias Bélicas (Algaida) es una lírica recreación del mundo antiguo. Paz Pasamar recuerda, además, que la narración sobre la dama fenicia apareció junto con otro relato de Fernando Quiñones sobre el mismo tema -Los perdedores- en la recopilación Relatos Arqueológicos. Un conjunto de historias realizadas a la luz del Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos celebrado en Cádiz en 1995: "Una idea -añade- que habría que recuperar".

"Como tantas otras historias - apunta la escritora-, La Dama de Cádiz pretende demostrar que pueden conjugarse imaginación y rigor histórico. El creador elabora toda una vida imaginaria en torno a lo que llama a su fantasía, más allá de los aspectos técnicos".

"De cualquier objeto en el museo podrían sacarse un montón de historias -insiste Paz Pasamar-. Fue precioso, por ejemplo el poema en prosa que Gamoneda realizó a partir del collar de una presunta vestal. Escritores y creadores, cuando entran en el Museo, pueden salir con las alforjas llenas de ideas".

Mitología y arqueología son dos constantes en la obra poética y narrativa de la autora, que afirma que "los siglos se acortan cuando se evoca un momento determinado, y te encuentras en el presente de otra época. Historia, arte y mitología forman un todo lleno de fuerza que se presta siempre a reinterpretarse, a ser visto de otra manera".

Los mitos son bombas de relojería que sobreviven a los siglos. Nacen, en ocasiones, de la más inocente de las anécdotas y se enriquecen a lo largo del tiempo. Pocas cosas más contadas que la torre de Babel o el caballo de Troya.

Paz Pasamar menciona una antigua canción hebrea, la Canción de María, en la que podría estar el origen del relato de la persecución de los judíos en el Éxodo: "Cayeron al mar -rememora-, caballo y caballero..."

Como todos, Pilar Paz Pasamar encuentra fascinante que se pueda reconstruir en 3D el rostro de una momia que andaba por el mundo hace tres mil años. O que se pueda deducir cómo murió o qué cenó su última noche. Pero no niega que, en parte, amordaza la imaginación: "Prefiero seguir pensando -comenta- que en el anillo fenicio pintaron delfines y no esturiones. Menos mal que, al cabo, al narrador está amparado por la ficción".

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