II ESTIVAL FLAMENCO

Palomar, las cuerdas, el viento y la voz

  • El cantaor gaditano bordó junto al sexteto una mágica noche en la que el flamenco se tiñó de todos los colores y matices, tomando como escenario el Castillo de Santa Catalina

El Castillo de Santa Catalina se estrenó anoche como mágico escenario de la segunda cita del II Estival Flamenco, que organiza Cajasol y el Ayuntamiento de Cádiz, y que a su vez se enmarca en el I Festival Cádiz es flamenco. Una noche donde el flamenco se hizo versátil, se tiñó de colores y se colmó de matices, y en la que brillaron las cuerdas de la guitarra de Juan José Alba, el violín de Alexis Lefèvre, los vientos de Diego Villegas, la percusión de Roberto Jaén, los coros de Anabel Rivera y Abel Arana y la inconfundible voz de David Palomar.

Cuerdas, viento y voz para romper el silencio hasta el momento imperante con una bella nana que le compuso a su hijo. Un emotivo momento tras el que Palomar se creció en su gran dominio del compás y la cadencia que requieren los tangos de Triana, garrotín y del Piyayo, "que hacían Pericón, Manolo Vargas y Mariana". Tangos que maridó maravillosamente con la armónica de Diego Villegas, cuya alegría dio paso a la jondura de la seguiriya, mostrando una vez más que es un cantaor de fondo.

A Palomar se le iban los pies, dibujó cada cante con sus expresivas manos, se dolía en los ayeos y casi no se mantenía sentado al finiquitar cada estrofa de estas seguiriyas tan bien mecidas en las cuerdas de la guitarra de Alba. Las enlazó con unos tangos caleteros de Pedro Bancalero 'El niño del Mentidero', iba narrando a su público, sin dejar de evocar a Mariana. También reparó en Chavela Vargas, con la que emocionó con El último trago, y que roció con los acordes del violín de Alexis Lefevre y la flauta travesera de Villegas. Bordó el bolero de La dama del poncho rojo que algún día editará, dijo, para meterse en el compás por alegrías. O lo que es lo mismo, David Palomar en estado puro, donde dejó salir de nuevo su duende, entrando de lleno en el caray de Chano Lobato, que bailó de gran categoría Abel Arana.

Pero como la noche derrochó pura versatilidad, también se hizo grande en el bolero Borrasca que le descubrió Antonio Canales, y que cantó por bulerías mostrando nuevamente su gran manejo del compás. Del compás y del rap, para nombrar a Manuel Vargas, Pericón y Chano, y para homenajear a Manolo Caracol, Lola Flores, Carmen Amaya, Camarón y a Paco de Lucía, esta vez por sevillanas. Todos sus referentes presentes en la bonita velada antes de regresar a sus orígenes, al ritmo de unos tanguillos con los que expulsó a los franceses en este particular asedio protagonizado por el dominio del trabalenguas de un divertido Palomar. Que lo mismo te pone acento francés que te mete en la rumba de Chano Lobato, con un deje tan flamenco como cubano. Tiene para todo y para todos. Sentencia con el torrontrón y al compás por bulerías, por las que se arrancaron uno por uno echando una pataíta. De arte.

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