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Cultura

Padilla le corta la oreja a un miura en el mano a mano ganadero de Valencia

  • Se salda a favor de Victorino, que lidió dos astados bravos

El esperado mano a mano ganadero se lo adjudicó con diferencia Victorino Martín, que lidió dos toros bravos frente a unos miuras pastueños y sin entrega.

Se lidiaron tres toros de Miura , los impares -manejable el primero, complicado el tercero y noble el quinto- y tres de Victorino Martín, los restantes, mejor presentados y de mejor juego. Bravo y con transmisión el sexto, noble y muy toreable el cuarto y más parado el muy castigado en varas segundo.

Ángel de la Rosa, ovación tras aviso y oreja. Juan José Padilla, ovación tras leve petición y oreja. El Cid, silencio y oreja.

El primero fue un toro de Miura que de salida mostró buena condición, algo que siguió apuntando en la muleta. Ángel de la Rosa lo toreó con apostura y sentido del temple por el pitón derecho, el mejor del toro.

El valenciano se sintió y volvió a dejar constancia de su buen corte de torero. El mal uso de la espada le privó de cortar el trofeo, algo que sí lograría del cuarto, un buen y serio toro de Victorino Martín que le dejó estar y con el que pudo componer series muy estimables de muletazos por ambos pitones.

El de Albaserrada embistió mucho y bien por ambos pitones. Sus paisanos, entregados con su labor, pidieron para él la oreja tras la estocada que fue concedida. Juan José Padilla de mostró bullidor y voluntarioso toda la tarde, con capote, banderillas y pañosa.

Su primero, de Victorino, fue muy picado y llegó parado al último tercio, en el que el jerezano trató de darle fiesta sin demasiado resultado. Una buena estocada fue lo mejor de su actuación y saludó en el tercio tras la leve petición de oreja. Con el quinto, un Miura que simplemente colaboró sin entrega ni humillación, Padilla se las ingenió para obtener premio. Alternando el toreo en redondo con otros recursos más de cara a la galería, pasó al miureño de muleta por ambos pitones con no demasiada templanza pero mucha entrega. Recibió un fuerte golpe en la cara después de matar de pinchazo y una estocada casi entera y cortó su oreja.

No guardará buen recuerdo Manuel Jesús "El Cid" del primer miura que estoqueó en su carrera. Con diferencia el más deslucido de los tres que se lidiaron, no tuvo un pase por el pitón izquierdo y resultó pegajoso y andarín por el derecho.

El Cid no se dio coba y abrevió para matarlo con dignidad. Con el sexto, un toro bravo, encastado y con importancia en la muleta de Victorino Martín, la plaza de Valencia disfrutó con la mejor versión de El Cid. Tres tandas de naturales largos, de mano baja y profundidad en los medios fueron el techo de una faena que pareció bajar de nivel tras un desarme. Sin embargo el torero tomó la diestra y volvió a levantar un trasteo coronado con un soberano volapié. El público pidió con fuerza las dos orejas y el palco concedió una.

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