Cultura

Pablo López, canciones que logran el éxtasis más cercano

  • El artista malagueño, pletórico ante su público de Madrid, presentó los temas de un nuevo álbum titulado 'El mundo y los amantes inocentes'

Pletórico, carismático, cercano. Y muy familiar. Como el que se viste de gala, con impoluta camisa y chaqueta, para una cita en buena compañía apareció en la sala Shoko Madrid Pablo López, el pasado jueves noche, con el cometido de encontrarse con su gente y degustar muchos sentimientos a través de los temas de un nuevo trabajo musical, el segundo, el de una consagración que no le hace falta porque su talento ya viene curtido de fábrica.

Extasiado de felicidad y tremendamente comunicativo, el cantante y compositor hizo la puesta de largo de este CD titulado El mundo y los amantes inocentes y le pidió a su público de Madrid que levantara las manos para acompañarle, como un avezado pistolero que sabe donde apuntar, con voz auténtica, piano y excelente acompañamiento -guitarra, bajo, batería y violines-: directo al corazón de la capital y al de los que ponen la sensibilidad a trabajar a destajo.

"Hagan el amor porque quizá mañana el mundo se vaya al carajo. Y no juzguen". Contundente y carismático, decíamos. A voz sincera. López lanzó mensajes directos como balas de acero, quizá a esos que tenían prejuicios hacia el chico salido de la factoría Operación Triunfo que ha crecido sin necesidad de avales televisivos, a base de creatividad, que ya asomaba en su anterior álbum, y temas muy efectivos. A buen seguro calló bocas cuando mandó hablar a su piano en momentos inolvidables: "Que tengo de frontera una canción... No me preguntes para qué he venido, pregúntate mejor cómo has llegado", soltó en Tu enemigo. Sin tapujos se mostró en un tema, que en el disco comparte con Juanes, con el que quiso poner la nota reivindicativa: "Sin ánimo de querer arreglar el mundo, la dedico a aquellos que echan de sus casas, no los bancos sino las bombas y las guerras, que llegan a Europa a vivir. No hay que tener miedo a cantarle a cosas así".

Sin miedo tampoco a emocionar, este álbum está cuajado de joyitas, canciones que surgen de canciones y desembocan en el alma. De la intimista Dos palabras a la dinámica y canallesca Se busca, con varias paradas sublimes que arrancaron emociones en una audiencia entregadísima con Debería y El invierno nos guarda y algunos retazos de melodías anteriores como Vi o Dónde.

Pablo López no puede encasillarse en ningún estilo porque el estilo lo lleva en su alma de trovador agradecido. Es elegante, sin duda. Incluso cuando clama que "Madrid rompió mis neuronas" y la ciudad le responde con aplausos sinceros, si paripés ni imposturas. Un Madrid rendido a un artista que no necesita levantarse de su instrumento para llegar. Lo demostró con Lo saben mis zapatos, tema que "escribí pensando en cantarlo bajito, sin grandes aspavientos". Un silencio que erizaba la piel de las entrañas durante su interpretación fue la respuesta más sincera posible.

Así que tampoco puede achacársele al cantante y compositor ninguna pose de producto de temporada. Su actuación es pasión y su pasión transmitir: "Si no me expreso como soy, no soy", dijo sin ruborizarse lo más mínimo.

Éxtasis, cercanía, talento. Y amor, mucho amor. El primo hermano de la música, de las cosas que merecen la pena aquí y ahora. "Cuando conozcan a alguien no le miren el pasaporte ni la cuenta bancaria, lo importante es lo que hay en el pecho. Lo demás es una gilipollez". El escenario es el púlpito desde el que el malagueño lanza verdades tan simples que parecen inalcanzables en el día a día.

Del amor y también del desamor. "¿Qué me dicen ustedes de los amores tóxicos?", preguntaba el músico a sus fieles. Y recomendaba: "cuando no tengan nada que hacer con alguien, déjenlo en paz, no sirve para nada".

Porque el amor, la familia, la música... Todo está hecho para ser disfrutado. Pablo López vivió su día, su noche de arte, su momento de gloria para su público, el que ya estuvo en sus comienzos y el que crece sin pausa.

El músico explicó lo sentido el jueves en una frase que dice mucho de sus intenciones. "Todo se resume en cantar para la gente". Y la gente lo secundó. Una mirada cómplice al cielo al finalizar el concierto y los pies en la tierra para el futuro. Un éxtasis cercano y muy prometedor.

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