Cultura

El Nobel premia a Herta Müller, voz del desamparo y las minorías alemanas

  • La escritora, nacida en Rumanía en el seno de una familia germana, vive en Berlín desde 1987 · Emigró con su esposo a su país de origen después de enfrentarse seriamente al régimen de Nicolae Ceaucescu

El Nobel de Literatura 2009 se adjudicó ayer a la escritora rumano-alemana Herta Müller, narradora del desamparo y voz de las minorías alemanas en los países del centro de Europa. Su obra dibuja los paisajes de los desposeídos "con la concentración de la poesía y la objetividad de la prosa", según el fallo difundido por la Academia Sueca en Estocolmo.

La elección de Müller, una de las favoritas, aumenta la sospecha sobre la discreción de la Academia Sueca, que había prometido extremar la seguridad para evitar los hechos del año pasado.

En 2008, la casa británica de apuestas Ladbrokes cerró los pronósticos para el Nobel de Literatura horas antes del fallo por un aumento espectacular en las apuestas por el francés Jean-Marie Le Clézio, que acabó ganando.

Lo mismo se ha repetido esta vez con Müller, que escaló posiciones de forma vertiginosa en las apuestas de Ladbrokes en los últimos días hasta situarse segunda tras el israelí Amos Oz.

Y al igual que el año pasado, la jefa de Cultura del diario sueco Dagens Nyheter, Maria Schottenius, acertó en su pronóstico sobre el ganador, lanzado hace días, algo que ayer atribuyó, en broma, a la "brujería" negando haber recibido una filtración de la Academia.

La designación de Müller supone reconocer a una autora que encarna en buena parte el destino de las minorías alemanas en los países del centro de Europa que, tras el fin de la II Guerra Mundial, en muchas ocasiones tuvieron que pagar por partida doble las culpas del nacionalsocialismo.

La escritora, que vive en Berlín desde 1987, nació en Nytzkydorf (Rumanía) en 1953 en una familia de la minoría alemana.

Muchos alemanes en Rumanía fueron deportados a la Unión Soviética, como le ocurrió a la madre de Müller, que pasó cinco años en un campo de trabajo en la actual Ucrania.

Esa experiencia ha quedado retratada en Atemschaukel (2009), su última novela, un intento por desentrañar lo que se escondía detrás del silencio de su madre y de otros muchos rumanos-alemanes de su generación, que no se atrevían a hablar de su época en la Unión Soviética.

Hertha Müller trató desde muy pronto de tender puentes entre las dos culturas a las que pertenecía, como revela el hecho de que estudiara simultáneamente filología germánica y rumana en la Universidad de Timisoara, donde tuvo su primer contacto con jóvenes escritores de habla alemana opuestos al régimen de Ceaucescu.

Su primer encontronazo con la Rumanía oficial llegó en 1979, cuando fue despedida de su trabajo como traductora en una fábrica por negarse a colaborar con la Securitate, el servicio secreto de la Rumanía comunista, que siguió acosándola a partir de entonces.

Su primer libro, Niederungen (En tierras bajas) también fue motivo de conflicto: el manuscrito reposó durante cuatro años en la editorial antes de poder publicarse censurado, en 1982. Tanto en Niederungen como en Drückender Tango, Müller retrata la vida en un pequeño pueblo germanoparlante y la corrupción, la intolerancia y la opresión que en él encuentra.

Eso le valió la crítica de la prensa rumana, todo lo contrario de lo que ocurrió en Alemania, en donde Niederungen recibió en 1984 el premio Aspekte, al mejor debut en lengua alemana del año.

Tres años más tarde, Müller emigró a Alemania con su esposo, el escritor Richard Wagner, y allí ha seguido desarrollando su carrera, con novelas como Der Fuchs war damals schon der Jäger (La piel del zorro) y Herztier (La bestia del corazón), donde relata de forma detallista la vida cotidiana en una dictadura estancada.

Miembro desde 1995 de la Academia Alemana de la Lengua y de la Poesía, ha desarrollado también una carrera docente como profesora invitada en varias universidades como Hamburgo, Swansea y Zúrich.

Müller se convierte en la duodécima mujer en recibir el Nobel de Literatura, dos años después de Doris Lessing y cinco más que la anterior premiada en lengua alemana, la austriaca Elfriede Jelinek.

La escritora Herta Müller aseguró ayer por la tarde en una rieda de prensa que todo lo que ha escrito ha surgido de los 30 años que vivió bajo la dictadura de Nicolae Ceaucescu.

"No sé si el premio tiene que ver con que se cumplan 20 años del fin del régimen comunista. Pero todo lo que he escrito tiene que ver con que tuve que vivir 30 años bajo una dictadura", dijo Müller al ser interrogada sobre el posible matiz político de la concesión.

La escritora es una mujer pequeña que habla con un tono de voz algo fúnebre, como si acabara de ocurrir algo sumamente triste. Y su literatura sin duda tiene que ver con asuntos trágicos que, aunque sucedieron hace mucho tiempo, todavía la acompañan. "Para la gente que ha vivido en las dictaduras las cosas no terminan cuando cambian los tiempos», explicó Müller.

La escritora sostuvo que el galardón no la hace ni mejor ni peor que antes.

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