Qué difícil es hablar de una banda emergente sin recurrir de inmediato a las etiquetas, a las comparaciones y a las palabras, esas 'perras' (Cortázar) que sólo obedecen cuando las alimentas con referencias. Porque imagínense una palabra opaca, absolutamente nueva; un lenguaje críptico y original… Sería imposible establecer los puentes comunicativos, terminaríamos haciendo de la información poesía o estertor.

Así que tendrá que perdonarme el señor Paco Román, pero no puedo hablar de su último proyecto, Neuman, sin referirme a su preciosa y arrastrada voz, a sus atmósferas íntimas y emotivas que recuerdan a Mercury Rev o a Jeff Buckley, o a sus explosiones de guitarras noise que apuntan al post-rock y al shoegaze.

Paco Román empezó con un proyecto al que dio el nombre de La Fábrica de Luz. Éste funcionaba a las mil maravillas hasta que una mala experiencia con una multinacional lo llevó a abandonarlo. Presumo que no soportaba todo ese ejército de cabezas pensantes determinando qué es lo que debía hacer a cada acorde.

Entonces se puso a componer en solitario y en el año 2009 conoció a Fernando Lillo, inspirado pianista que ha acabado determinando en gran medida el sonido de Neuman. A ellos se unió, posteriormente, el multi-instrumentista Paco Frutos, que con el que consiguieron cuajar un sonido lleno de cuerdas, guitarras, teclados y percusiones.

En 2010 publicaron su primer trabajo, Plastic Heaven, que recibió una cálida acogida por parte de la crítica especializada y el público y que los llevó a embarcarse en una extensa gira a través de Europa y España.

Finalmente, el año pasado se echaron el estudio a las espaldas y grabaron The Family Plot prácticamente en directo, como una aventura visceral con la que evolucionaron hacia unos registros completamente honestos, emotivos, repletos de atmósferas de ensueño que trasladan al espectador a un universo de sentimientos complejos.