De la mano de su padre aprendió a escuchar, aprendió a contar, aprendió a "amar las palabras", a "respetar las ideas" y a "imaginar" las suyas. Su padre llamaba a todos los hermanos, los sentaba y descubría para ellos a "los poetas del romancero español", "las aventuras de Alonso Quijano"... Por eso, no es extraño que Ángeles Caso (Gijón, 1959) piense que "narrar historias es algo consustancial al ser humano". Por eso no es extraño que la ganadora del Premio Planeta 2009, que ayer presentó Contra el viento, en la Feria del Libro de Cádiz, crea que "si algún día dejáramos de contar historias la humanidad dejaría de llamarse como tal y debiera de tener otro nombre".

No le quedó otra que dedicarse a escribir. "La literatura me eligió a mí. Eso siempre funciona así", dijo inspirada, con su cara despejada, el pelo recogido en una coleta, para que su piel asturiana se dejara mimar "por esta maravillosa luz de Cádiz, por este increíble mar", que tanto la impresiona. Igual que impresionaba a su padre, catedrático de la Facultad de Filología especialista en el siglo XVIII, al que no dejó de mentar durante la presentación de su libro en la ciudad. "Le fascinaba a Cádiz. Esto me recuerda a él".

No tuvo más remedio que ser escritora. "A pesar de que sufro, lo paso mal, tengo inseguridades. Siempre en las novelas. En otros géneros me siento más cómoda. Pero la novela me desequilibra, por eso me tomo mi tiempo", reconocía.

Por eso, Contra el viento llegó casi nueve años después de Un largo silencio. Eso sí, ambas vinieron como los hijos, con un pan debajo del brazo. La última, con el Planeta, la anterior, con el Premio Fernando Lara. "Una suerte", apunta modesta.

Una suerte, como la de conocer a Sao, a su "amiga", calificó, María de Consansao Suares, una inmigrante caboverdiana a la que confió a su niña y cuya historia inspiró el último libro de la escritora y periodista . "Sao me ayudó a criar a mi hija y, además, me prestó en cierta manera su vida, una vida muy difícil, con situaciones muy extremas y que vista desde la mentalidad occidental europea nos resulta muy sorprendente". Es más, Caso aseveró que "si alguna persona europea tuviera que pasar por la mitad de cosas a las que mujeres como ellas se han enfrentado, no lo soportarían con tanta fortaleza".

La historia estaba ahí, a su lado. La de Sao, la de mujeres como Sao. "Gente a la que confiamos lo que más queremos, nuestros hijos y nuestros mayores y a las que, por contra, a veces, ni escuchamos", relataba. Por eso, nuevamente, no es de extrañar que Caso les diera voz y, aún más, cuando observó "sorprendida" que "en la literatura española no se ocupaba del mundo de la inmigración". "Sólo les damos voz como parte de una estadística, como parte de un problema social relacionado con la delincuencia, el maltrato... Pero como individuos están silenciados", sopesaba la autora.

Mientras, los asistentes, que no dejaron una butaca libre en la sala del Baluarte de la Candelaria, asentían callados ante las reflexiones de la escritora. No hubo preguntas. El público de Cádiz suele caer en esa espiral del silencio tan peligrosa que ahoga y convierte en masa a las personas. Pero ahí estaba la periodista Maika Marín, la flamante presentadora del acto, que con su voz dulce y pausada interrogó a la protagonista con cuestiones que, a buen seguro, interesaban a más de un espectador.

"¿Qué piensan ellas de Contra el viento?". "Están muy contentas en ser las protagonistas de la historia". "¿Crees que hay hombres que creen que la literatura escrita por mujeres es para mujeres?". "Sí, aún hay hombres que ponen un estigma a libros escritos por mujeres, que piensan que no les interesa nuestro mundo. Pero, bueno... Me da pena porque nosotras nos hemos pasado la vida admirando y agradeciendo lo que han escrito los hombres. Pero, afortunadamente en esta sala veo a muchos". "¿Tiene alguna nueva historia en mente?". "Desde el 15 de octubre (cuando recibió el Planeta) no he parado de viajar, de presentaciones y promoción, y así no se puede escribir, pero reconozco que tengo una novela en la cabeza, ahora, no sé si saldrá". "¿Cree que ahora asistimos a una revitalización del género?". "Yo nunca creí en la muerte de la novela, ni en un trance de muerte. Contar historias existe desde el origen de la humanidad. Las historias explican el mundo, la vida y nuestras dudas ante ambos".