Cultura

El Museo Thyssen revela "las semillas" del impresionismo

  • Madrid narra la historia de la pintura al aire libre con 113 óleos, de Corot a Van Gogh, la mayoría nunca exhibidos en España.

Casi cien años antes de la Primera Exposición Impresionista de París en 1874, el pintor neoclásico Pierre-Henri Valenciennes ya había salido a pintar al aire libre. Contar esta historia es la intención de la muestra del Museo Thyssen-Bornemisza Impresionismo y aire libre. De Corot a Van Gogh, que podrá verse desde hoy al 12 de mayo.

Con una cuidada selección de 113 óleos, un 75% de los cuales no se ha exhibido nunca en España, donde no se ha organizado ninguna exposición sobre pintura al aire libre, la muestra pretende poner en perspectiva el Impresionismo.

"La pintura al aire libre es la seña de identidad de la pintura impresionista, pero ellos no fueron los que la inventaron", comentó el comisario de la muestra, Juan Angel López-Manzanares, quien recordó que Valenciennes (1750-1819), "con más de un centenar de obras al aire libre, fue el primero que hizo un corpus importante al aire libre". Este artista, al igual que luego Monet, experimentó pintar el mismo motivo a la misma hora. "Para él, se trataba de un ejercicio para el ojo y la mano. No había que pintar siempre el mismo tipo de árbol; el pintor debe enfrentarse a la naturaleza, a una realidad completa con sus cambios de luz".

En un principio, estos trabajos, según el comisario, no tenían trascendencia pública, sino que ayudaban a los pintores a hacer posteriormente en sus estudios sus grandes cuadros. Frente a esta postura, en el Impresionismo el paisaje se hace protagonista en sí mismo. "Los impresionistas consideran sus cuadros como pinturas acabadas. La pintura al aire libre es una caja de Pandora que acabó renovando la pintura del siglo XIX", afirmó López-Manzanares, quien recordó que el introductor del paisaje en España fue Carlos de Haes, del que se pueden contemplar dos obras en la exposición.

El planteamiento del recorrido de la muestra, con nueve pinturas de Camille Corot; nueve de John Constable; nueve de Gustave Courbet; diez de Monet o cinco de Van Gogh, lo ha basado el comisario en el tratado que escribió Valenciennes, en el que planteaba una iconografía de la pintura al aire libre. Con destacadas y curiosas obras de este artista y de Thomas Jones, cuyas pinturas son muy difíciles de conseguir, comienza Ruinas, azoteas y tejados, motivos integrantes en el siglo XVIII de la pintura de paisaje, al que otorgaban un carácter pintoresco. En los estudios al aire libre, "ese pintoresquismo cedió terreno ante el afán de veracidad impulsado por Valenciennes" y artistas como Constantin, Eckersberg o Corot.

La representación de las rocas, motivo al que se dedica otro apartado, está presente en la pintura de paisaje desde sus inicios, pero su protagonismo llegó de la mano de la Escuela de Barbizon: "No en vano las formaciones rocosas del bosque de Fontainebleau ocupaban aproximadamente un cuarto de su superficie", según el comisario. Obras de Corot, Théodore Rousseau, Carlos de Haes o Paul Cezanne ilustran este capítulo.

Las Montañas son protagonistas de la sala en la que se puede contemplar Tormenta sobre Peñalara, de Joaquín Sorolla o El Niesen visto desde Heustrich, obra del suizo Hodler a comienzos del siglo XX.

Arboles y plantas refleja el desarrollo que alcanzó este tipo de estudios en Francia a comienzos del XIX y cómo para los pintores de Barbizon los árboles se convirtieron en actores silenciosos del paisaje. Los impresionistas también pintaron árboles, como es el caso de Monet, Seurat, Sisley, Van Gogh, Cézanne o André Derain.

Cascadas, lagos, arroyos y ríos estudia cómo en Inglaterra los estudios al óleo de los ríos alcanzaron su punto culminante en la obra temprana de Turner y de Constable. El agua está también muy presente en la obra de Courbet y de Daubigny. A los Cielos y nubes y El mar, temas impresionistas por definición, se dedican las dos últimas salas con bellos ejemplos de Valenciennes, Constable, Courbet, Van Gogh, Eugéne Boudin, Sisley, Emil Nolde o Renoir.

Sobre la relación de esta muestra con la dedicada al impresionismo y postimpresionismo en la vecina Fundación Mapfre, Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, comentó que "son exposiciones que no tienen que ver, porque la nuestra está construida con un argumento". "Ésta no es simplemente otra exposición sobre el Impresionismo sino sobre sus semillas", apostilló Solana.

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