ARTE

Motivando una nueva realidad

La exposición de José Manuel Paredes en Puerto Sherry tiene su importancia por la calidad manifiesta de la obra; pero al mismo tiempo por patrocinar algo que creo es más importante todavía: la visión de una gran pintura mural en aquellos paneles monumentales existentes en lo que es el varadero del propio puerto. Si ustedes van este verano a aquella zona, según me dicen bastante frecuentada por un bar de copas que existe, precisamente, delante de los grandes muros a los que hago alusión, se darán de cara con una de las primeras pinturas que Paredes va a realizar en dichos murallones. La idea me parece fantástica. Aquellas superficies, que sólo poseen un valor ornamental, sin ninguna motivación arquitectónica, van a adquirir un nuevo sentido visual, potenciando la estética de una zona que va a conseguir una mayor trascendencia artística y escenográfica.

Amablemente, José Manuel Paredes me ha permitido ver los proyectos. En ellos se manifiesta en todo su potencial plástico y cromático la pintura de este artista. Van a ser, la traslación a grandes formatos de ese divisionismo cromático que Paredes consigue en su particular figuración. La forma se ha compartimentado en desarrollos coloristas que invaden razonadamente un escenario real y que patrocina un nuevo desenlace figurativo donde al entorno se somete a la poderosa fuerza de un color determinante.

Y para que la gente se vaya acostumbrado con lo que va a suponer tan espectacular escenografía plástica - ya pueden hacerse una mínima idea con el primer mural existente- en los espacios del recinto hotelero, el visitante va a encontrar una muestra de la obra de este artista donde el color y la geometría inunda una escena hasta conformar un episodio cromático estructurado desde ese juego racional y geométrico que caracteriza la pintura de este artista.

Se trata de una visión personalísima del entorno, con un desarrollo de presencias y ausencias que el pintor construye para jugar con una realidad a la que somete a su antojo, pero dejando la referencia visual perfectamente establecida para que el visitante entre en ese juego de complicidad promovido por una pintura llena de carácter y fuerza expresiva.

Me gustan las exposiciones que se organizan en este tiempo vacacional, demostrando esa falsa teoría que algún listillo del asunto artístico se inventara con aquello de que el verano era una mala época para exponer. Una zona como El Puerto y su área de influencia debe convertirse en el centro cultural de la temporada. Los veraneantes que nos visitan quieren algo más que sol, playa y copas nocturnas. Ya que nos han quitado el buen ciclo taurino de temporadas anteriores, cambiándolo por un descorazonador conjunto de carteles, que parecen ideados para quitar la afición, encontremos en lo artístico un motivo para dar trascendencia a una zona a la que todos debemos conceder su auténtico sentido. Por eso hay que agradecer a los dirigentes de Puerto Sherry que hayan patrocinado iniciativas como estas donde se posibilita que el arte de verdad esté eternamente presente.

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