La escritora Ana María Matute lleva ocho meses de hospital en hospital y sin poder por tanto terminar la novela que tiene entre manos. Pero ya ha recuperado el ánimo y, a sus casi 83 años, está "llena de proyectos de todo tipo" y sólo necesita "vida y salud" para desarrollarlos.

"A mis años, a la vida sólo le pido más vida", asegura Matute, que esta tarde pronuncia la lección inaugural de los cursos de verano de El Escorial. Como no le gustan demasiado los discursos, lo que hará será dialogar con Javier Polo, catedrático de la Universidad de Murcia y buen conocedor de la obra de esta gran escritora.

Vestida de blanco, "el color de las abuelitas", como ella dice, Ana María Matute se ve obligada a ir en silla de ruedas pero conserva intactos su sentido del humor y su vitalidad, aunque, eso sí, sigue sin querer contar casi nada de su nueva novela, Paraíso inhabitado, porque "da mala suerte" y porque si habla de ella, se le quitan las ganas de terminarla. Lleva escritas "más de 300 páginas" y sólo le falta el final de la novela, que quizá sean "otras cien". La historia que recrea comienza a finales de los años veinte y llegará hasta "los cuarenta o cincuenta". En el libro se habla de la Guerra Civil, "pero no es una novela de la guerra", advierte la escritora.

"No es un libro autobiográfico", dice, pero sí hay elementos de su vida en la historia de Adriana, la protagonista de la novela, en la que "el deseo desempeña un papel importante. Siempre estamos deseando algo. Y a veces nos morimos sin conseguirlo, y eso es lo bueno porque es lo que nos alarga la vida", afirma la novelista. Entre sus propios proyectos, figura una novela que se titularía El diablo vuelve a casa "y estaría ambientada en la época actual", explica Matute, fiel a su costumbre de no desvelar más que un detalle: trata sobre "dos hermanos enfrentados". Y otro sobre un tema que le obsesiona "mucho: el lobo medieval", señala la escritora, que ya ha situado varias novelas en la Edad Media.