ARTE

Marcando territorios

  • Aurelio Argüez, pintor con argumentos plásticos muy particulares, lleva a Neilson Gallery una exposición que se centra en la referencia visual de la carretera

De Aurelio Argüez sabíamos que era un buen pintor desde los tiempos del recordado Manolo Alés -¡cuánto lo echamos de menos como persona, como amigo y hermano que era!, pero ¡cuánto lo necesitamos ahora en que este universo artístico nuestro está tan abandonado, tan falto de todo y con tantas desilusionantes actitudes-. Manolo nos adelantaba: "Este niño sabe lo que hace y hay que cuidarlo". Aquel niño se ha ido haciendo mayor y va constatando que Manolo no estaba equivocado. Sus anteriores comparecencias -algún que otro certamen al que acudió para obtener buenos resultados y su presencia en la Galería Concha Pedrosa- nos presentaron un pintor seguro, con unos argumentos plásticos muy particulares y unas claras manifestaciones de un lenguaje distinto, personal y con muchos atractivos. Aquella realidad suya velada por unos círculos que generaban inquietud y expectación, aparte de posicionarnos ante un pintor con mucha personalidad - lo que le falta a este arte nuestro tan adocenado y tan falto de criterio-, nos presentaba un artista con capacidad creativa, con acertados desarrollos plásticos y sabiendo estructurar un mensaje que, además de distinto, marcaba nuevas rutas representativas.

Aurelio Argüez, que con tales planteamientos consiguió contundentes resultados y buenas posiciones en este complejo mundo, no sucumbió a los plácemes efímeros de estos aciertos ni se dejó deslumbrar por los efectismos de unos horizontes que se le estaban mostrando claros; el joven artista ha ido evolucionando y buscando nuevas rutas. En esta muestra nos introducimos en esos momentos de ruptura con lo anterior y de salida a nuevas circunstancias artísticas. Todavía se conservan mínimas estructuras de posiciones pasadas, aunque con un sentido nuevo y dejando abiertas y claras las nuevas posiciones.

La realidad ya no está semioculta por los círculos que obligaban a complicidades presentidas; el pintor se ha abierto a una nueva disposición plástica, quizás con menos personalidad y menos capacidad deslumbradora, pero dejando constancia de una representación que no se queda en una mera circunstancia ilustrativa, sino que busca otros desenlaces y que los encuentra en la utilización de un soporte - madera, aluminio, poliespan e, incluso, vídeo - que abre las perspectivas de la propia representación y acentúa el carácter de la misma.

Aurelio Argüez centra la exposición en la referencia visual de la carretera, juega con su concepto y desarrolla una teoría plástica donde la realidad va depurando sus concretos elementos visuales hasta generar mínimos desenlaces donde el misterio conceptual del túnel genera infinitas posibilidades.

La muestra en Grazalema interesa doblemente. Por un lado nos vuelve a situar en los afortunados escenarios de un pintor que no deja indiferente y al que se debe tener en cuenta. Por otro, nos pone en la aplastante realidad de una galería que, desde esta bella localidad, continúa su heroica labor. En estos tiempos en los que casi todos han abandonado, resistir es de agradecer.

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