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Cultura

Llena el otoño de rock

  • La sala Supersonic de Cádiz traerá en los próximos meses a figuras americanas como Jetboy, Eric Sardinas, Super 400, Prima Donna y Rhino Bucket

Temporada rockera de otoño/invierno en la sala Supersonic. Volverán las oscuras golondrinas y los pelos largos, las chupas de cuero, el glam, el rocanrol de toda la vida, guitarristas por un tubo, veteranos de guerra, gente mayormente de mal vivir y buen tocar, decibelios de pasión para las noches del lunes, del martes y consecutivos. Vaya festival, de septiembre a febrero al menos siete conciertos espectaculares de otras tantas bandas anglosajonas de rock por derecho. Rock duro, rock & roll a secas, rock & roll actitud. De los prometedores Super 400 a los consagrados y legendarios Eric Sardinas y Jetboy, todo un plantel de gente que en su día metió los dedos en un enchufe o se colgó de una torreta de alta tensión.

Los neoyorquinos Super 400 abrirán fuego el 14 de septiembre con su particular rock duro en gira europea, un trío de dos mozalbetes y una piba de rompe y rasga que funcionan juntos desde mediados de los años noventa, cuentan con cinco discos en su haber y dan miedo cuando se ponen furiosos. Otros rockeros de pro, ataviados con la típica parafernalia del glam rock ambiguo y poderoso, Prima Donna, actuarán el 13 de octubre, procedentes de Los Ángeles. El grupo de Kevin Preston, que acaba de girar por medio mundo con Green Day, también han corrido aventuras con los suecos Backyard Babies. El guitarrista, de hecho, mantiene algunos proyectos paralelos, entre el rock clásico y el punk. Curiosamente, de un tiempo a esta parte los rockeros americanos carecen de prejuicios y admiten influencias dispares, ya se sabe que los extremeños se tocan, la vehemencia y la energía y la rebeldía no pertenecen en exclusiva a jevis, macarras, punkies o demás especies de la fauna rockera. Hoy, cualquier grupo que se precie confiesa sus influencias en sus espacios cibernéticos sin cortarse un pelo. Desde los rockeros antiguos a los que hoy meten más ruido, de los jipis a los folkies, todo vale si se sabe condimentar en condiciones, la cuestión es parecer auténtico, o similar. Los belgas Experimental Tropic Blues Band, que tocarán el 19 de octubre, conocen la esquizofrenia musical, seguramente conocen al diablo en persona, practican el exhibicionismo rockero, han tenido problemas con la justicia por su exceso de expresividad, por así decirlo, y navegan entre el blues acelerado de Bo Diddley y los vampiros del nuevo siglo. Pa echarles de comer aparte.

En noviembre, dos platos fuertes, tres nombres de postín. El día 15, Al & the Black Cats escenificarán, acaso a toda velocidad, su estilo rockabilly punk, y el día 22, sesión continua de rock duro, por un lado los legendarios Jetboy, dicen que llegaron quince minutos tarde a la gloria, y el inefable Eric Sardinas, guitarrista de postín con historial de categoría. Los californianos Jetboy combinan también el hard y el glam con brillantez y carisma, aunque tal vez no han cumplido su sueño no tan metafórico, expresado en el tema del mismo título, de hacerse millonarios hasta las trancas. Veinticinco años en la carretera contemplan a la banda de San Francisco. Su primer bajista murió en la habitación de hotel del guitarrista Slash, de Guns & Roses, y eso viste mucho. Billy Rowe y demás supervivientes han sabido comerse este cuarto de siglo y mantener el peinado intacto. O no.

De pesca, con la caña del país de las barras libres y las estrellas, Eric Sardinas, guitarrista de Florida, experto en blues, rock y lo que se tercie. Compartirá cartel con Jetboy este músico zurdo que toca como si fuera diestro, traidor de primera mano, como el maestro Hendrix, a quien tanto debe, pero sin invertir el instrumento. Sardinas utiliza la guitarra dobro, o guitarra resofónica, para acentuar. Ha tocado con gente tan puntera como Steve Vai.

Por su parte, los Rhino Bucket, que llegará a Cádiz el 22 de febrero, también yanquis, de Los Ángeles, trabajan juntos desde el 88, han registrado ocho discos, huyen de etiquetas fijas y se bandean entre Hanoi Rocks o Lords of the New Church, esto es, entre el rock duro y el punk de penúltima generación, siniestros de franquicia y de rara belleza ornamental. El batería del grupo, sin ir más lejos, aporta un pedigrí de mírame y no me toques. Simon Whrigt ha militado en bandas como AC/DC, Dio, Ufo o Michael Schenker. Un golpeador nato.

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