Teatro en Cádiz

LaGriot’te lleva a la sala Central Lechera su adaptación libre de ‘El Buscón’

  • La gaditana Sandra Frade protagoniza esta pieza que indaga en el rechazo al extranjero

  • La actriz, que se acompaña de un músico en escena, interpreta a varios personajes

Una escena de la obra ‘Jácara para un pícaro o la España negra’, que se representa hoy en la Central Lechera.

Una escena de la obra ‘Jácara para un pícaro o la España negra’, que se representa hoy en la Central Lechera. / LaGriot'te

Jácara para un pícaro o la España negra es la primera obra de la compañía La Griot’te. El grupo fundado por Nazan L. Bamio y la gaditana Sandra Frade trae hoy a la sala Central Lechera, con todo el papel vendido, esta pieza teatral que se presenta como una adaptación libre de El Buscón, la espléndida novela picaresca de Quevedo, y con la que el grupo indaga en el rechazo social al inmigrante personificado en la figura de los llamados menas.

Sandra Frade, nacida en Cádiz en 1989, confiesa sentirse “más nerviosa” ante la actuación de esta noche en su tierra natal que cuando el pasado 7 de octubre se estrenó la obra en el Festival Surge de Madrid. Antes, la pieza logró el premio del público y el tercer premio del jurado en el Festival de Teatro Español de Londres.

Con estas credenciales llega La Griot’te a la sala de Argüelles en lo que será la primera función fuera de Madrid de una obra que empezó a fraguarse, como la propia compañía, en plena pandemia de covid y en la que Sandra Frade interpreta a varios personajes sobre un escenario en el que está acompañada por la música en directo del trompetista Álvaro Revuelto.

“Desde hace año y medio –explica Sandra Frade– investigamos de qué queremos hablar. Nos gusta mucho el teatro clásico. Y el teatro, para nosotros, es una herramienta que tenemos los actores para traer al escenario las cosas de la actualidad. Eso es lo que nos pasa con El Buscón, un clásico, una novela picaresca con esa figura del pícaro que fue tan llamativa en el Siglo de Oro. E investigamos qué podríamos hacer al día de hoy con la figura del pícaro. ¿Quién sería un pícaro a día de hoy?”.

Y en ese proceso de investigación, Sandra y Nazan, que ejerce de director en esta pieza, encontraron un paralelismo entre el “cristiano nuevo” como define Quevedo a su pícaro Don Pablos con los “mal conocidos como menas”, los menores extranjeros no acompañados: “Vimos esa relación con los menas, chavales que vienen a otra cultura, a otro país, con otra lengua, y de repente se encuentran un cambio de vida radical, y con un rechazo social. Contactamos con algunas fundaciones. En Cádiz fue con la Fundación Atenea. Estuvimos haciendo trabajo de investigación y hablamos con uno de ellos y con una trabajadora social de la fundación. Intentaba hacerle preguntas para profundizar en su vida, en su situación..., y me puse a llorar cuando terminé la entrevista. Yo vivía en Londres entonces, era inmigrante allí pero no tenía ese problema. Él me contó que había compañeros suyos que robaban, que él se alejaba de ellos, pero también me dijo que algunos lo hacían por el simple hecho de robar y otros para comer. Lo que pasa es que, al final, se generaliza todo”.

En Jácara para un pícaro o la España negra, el Buscón sigue siendo el protagonista, pero al afrontar esa libre adaptación de la que hace gala la compañía decidieron que este personaje, en este caso un menor no acompañado, no fuera interpretado por la actriz: “Todos los personajes que yo encarno en la función son de la sociedad que acoge, que en este caso rechaza al menor extranjero. Hemos actualizado la obra, que situamos en la semana de carnavales de la Villa de Madrid, hasta llegar al entierro de la sardina. El protagonista sigue siendo pícaro y sigue siendo cristiano nuevo”, explica la actriz gaditana.

En escena, el pícaro, este cristiano nuevo que LaGriot’te transporta al mundo actual, está representado en escena por un pelele, que forma parte de un sencillo atrezzo donde también hay un cajón y dos marquitos con puertas. Simplemente.

Y la música en directo con la presencia del trompetista junto a la actriz: “Juega un papel muy importante. En las obras de teatro hay música de fondo, música enlatada, pero nosotros queríamos recuperar la tradición de la música en directo porque la que ofrecemos bebe de todo el folklore que tenemos en España: chotis, marcha de Semana Santa, pasodoble... La música va acompañando a cada escena y creando la atmósfera que recrea ese espacio. La música contextualiza cada escena”.

Sandra Frade, además, hace una referencia final a su personaje y, con él, al nombre de la compañía: “Yo hago de griot, es el personaje principal, y el griot es el que hace del resto de personajes. El griot viene de África, y siguen existiendo actualmente, son los juglares africanos. Ellos son los que van contando por los pueblos las leyendas, las narraciones orales, cantan, bailan...”

En la obra, ese griot que encarna Sandra Frade, y a través de él a unos cuantos personajes, se presenta al público como si estuviera en la plaza del pueblo, y cuenta una historia a partir de una grabadora que se ha encontrado por ahí...”.

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