Escuela de Cine UCA

Javier Olivares: "Ir con tu manera de hacer series, a veces, te hace incómodo"

  • Creador de ‘El Ministerio del Tiempo’ y de la primera temporada de ‘Isabel’, el creativo estuvo la pasada semana en la Escuela de Cine de la UCA donde ofreció una clase magistral

El creador de 'El ministerio del tiempo', Javier Olivares, esta semana en la plaza de Mina.

El creador de 'El ministerio del tiempo', Javier Olivares, esta semana en la plaza de Mina. / Lourdes de Vicente

Conversar con Javier Olivares es como abrir puertas, pero no a otros tiempos, como el guionista y showrunner imaginara con su hermano Pablo para el Ministerio que mejor ha funcionado en el Gobierno de España, su ministerio del Tiempo, sino a otros lugares, a otras miradas. Conversar con el creador de Isabel –que la pasada semana ofreció una clase magistral de cuatro horas en la Escuela de Cine de la UCA– es como leer la letra pequeña de la edad dorada de las series, ser consciente de que no es oro todo lo que reluce y, sin embargo, recordar y no olvidar por qué relució. Conversar con Javier Olivares es acercarnos a la figura del guionista y a las series de autor. A modelos exitosos y a una industria en transformación.

Conversar con Javier Olivares –que llegó “madurito”, “hecho”, al mundo del guión, “con unos 35 o 37 años” con la licenciatura en Historia del Arte, con su experiencia como crítico de arte, con sus años como docente en la universidad– es hablar de la dignidad de un oficio, de la lucha por la “visibilización del guionista”. Es hablar de series. ¿Pero por qué no de cine?

“El cine es el territorio donde mandan los directores y donde los guionistas somos ayudantes para su obra. En España más del 95% de las películas tienen como coguionista al director, y aun defendiendo el cine de autor como necesario, creo que eso no es sano para una industria”, decide el profesional que cree firmemente en la santísima trinidad de la gran industria inglesa y americana: la alianza entre productor, director y guionista.

Por eso, Olivares no entiende esa pregunta de ¿por qué no la diriges tú? cuando “vas con una idea de guión a un productor”. Con todo, en sus comienzos, los hermanos Olivares tuvieron experiencia en cine. “Pero nuestros guiones bien no se rodaban o, si lo hacían, lo que veíamos en pantalla no tenía nada que ver con lo que habíamos escrito. De hecho, una vez ni nos invitaron al estreno de la película ni a la rueda de prensa ni a nada y fue cuando nos dijimos, ¿qué hacemos nosotros aquí?”.¿Se puede saber qué producción tuvo tal descortesía? “Sí claro – contesta, natural– la película era Vorvik, una adaptación de una obra de un novelista estupendo, Guillermo Galván. Lo mejor de todo es que el director de esa película fue antes guionista... Ya ves... Por eso, con todas sus pegas incluidas, me quedo con las series. Porque las series son del guionista”.

“Bueno... –reflexiona– aunque, poco a poco, también son del director... Es curioso que hay directores de cine que nunca osaron hacer series porque era un arte menor y ahora están encantados de hacerlas. Les felicito por haberlas descubierto”, desliza irónico.

Porque conversar con Javier Olivares es hablar sin tapujos de la industria del audiovisual en nuestro país, una industria que conoce muy bien – “creo que puedo ser el guionista más viejo en activo”, ríe– y que no siempre es grata.

“Yo quiero contar todavía muchas cosas pero no sé si podré hacerlo... Probablemente para mí es más difícil que para un guionista joven porque yo voy con mi manera de hacer series y, a veces, eso te hace incómodo”, aduce el escritor que defiende “ese concepto que en la historia de la televisión americana es indiscutible”. El showrunner. “The Wire, David Simon, Los Soprano, David Chase, son algunos ejemplos de guionistas que deciden quién dirige, quién actúa, tienen el control creativo... En la histórica Televisión Española teníamos a Ana Diosdado, que era escritora, a Jaime Armiñán, que luego dirigiría pero que era escritor, a Chicho Ibáñez Serrador, que era un showman, pero antes, escritor... Es que somos un poco olvidadizos y hay que ser también respetuosos con nuestra propia historia...”, nos recuerda Olivares.

“Un joven guionista lo puede tener mejor en cuanto a trabajo, porque hay mucha oferta, pero va a tener que seguir luchando mucho para que se reconozca su propia voz, una batalla que tendría que haber estado ganada desde hace tiempo porque, como demostraron la BBC y HBO, sólo esa voz de autor (volvemos: Los Soprano, The Wire, Oz, A dos metros bajo tierra...) fue la que puso a las series en reconocimiento al nivel del cine, de la fotografía, del teatro, del Arte...”.

La suya, su voz, resuena fuerte en la primera temporada de Isabel –“en la primera, una serie política, en lo que se hizo después, una serie de amoríos, yo no tengo nada que ver”, precisa– y, junto a la de su hermano Pablo, fallecido en 2014 por ELA, en El Ministerio del Tiempo. Y no fue fácil. “Hay una persona de TVE, Fernando López Puig, que se leyó el guión de El ministerio y en una semana nos dijo vamos allá, pero tardamos un año y medio en empezarla, que mi hermano no la pudo ver por eso. Y eso ocurrió por una sencilla razón, porque nosotros éramos una productora pequeñita, Cliffhanger, que la hicimos para proteger nuestras ideas y que, por cierto, que la voy a cerrar esta semana porque no he podido vender ni una sola serie desde entonces. Así, para hacer una producción teníamos que buscar un socio potente. Accedimos a dos o tres empresas grandes pero la condición que nos ponían para poder entrar en una serie ya vendida era que no hubiera showrunner y que yo no llevara. Ojo, y que no es personal, que es el modelo. Parece que si manda un guionista... ¡Peligro!”.

Porque conversar con Javier Olivares es hablar de justicia con el trabajo del guionista pero también de la dignificación de las series en abierto.

“Alguien me preguntó una vez si yo pensaba distinto una serie si era para abierto o plataforma. Y yo sólo pienso en contar una historia lo mejor posible... Y te digo una cosa, igual que la sociedad nota ahora la pérdida de la sanidad y de la educación pública, en el futuro notará la desaparición de las series en abierto porque forman parte de nuestra educación. Buenas series como Padre Coraje, que nos pone un espejo y nos muestra cómo somos. Y si convertimos todo en pura comercialidad no tendremos espejo donde mirarnos”, acierta.

De hecho, alerta el guionista, “las mejores series” que está viendo “en los últimos años” suelen cumplir tres características: “son europeas, no reciben una gran difusión y, en general, son de televisiones públicas europeas como la danesa, la sueca, la inglesa...” (Borgen, 22 de julio, Bron/Broen...) “Analizas la producción BBC, más televisiones nórdicas, más la capitalización que hacen las públicas alemanas con el entorno europeo y te das cuenta que ahí está, para mí, el 70% de la calidad de las series que hablan del mundo que nos preocupa, que son divertidísimas y muy buenas series”.

Series de producción pública que luego “pueden tener una segunda y hasta tercera vida gracias a las plataformas ”, apostilla Olivares que lo sabe de primera mano con su experiencia con El Ministerio del tiempo, “primero en Netflix y luego en HBO”.

“Si todo está muy bien pero hace un par de meses Alex Pina (La casa de papel) decía que se estaban produciendo unas 5.000 series a la vez en todo el mundo. Y, claro, cuando se produce en masa los conceptos son meramente industriales...Mira, esto es como cuando alguien me criticó un comentario que hice en twitter sobre las series turcas. Series que están muy bien producidas pero cuando ocupan el espacio en abierto de las series españolas, tenemos un problema... Porque al público no le gusta de repente algo, le gusta lo que le das. Yo, sinceramente, no creo que Veneno lo hubiera visto menos gente que una serie turca en abierto. Con todo esto, lo que te quiero decir es que debería haber un plan para que la televisión pública asuma su papel de moderación de su entorno. La clave es llegar a una especie de equilibrio. Y aquí el equilibrio es cada vez más difícil por la debilidad de la televisión pública española, sobre todo, desde que le han quitado la publicidad”, se explaya.

Y es que conversar con Javier Olivares es “felicitar cuando algo funciona en la industria, porque si no te convertirías en un dictador imbécil” pero también ser conscientes “de que la dictadura de la industria se puede llevar por delante el productor propio”.

“El impacto social, cultural y educativo de El Ministerio del tiempo sigue vivo aunque la serie esté cerrada desde hace un año (confiesa que tiene planteada una 5º temporada con nuevos personajes). Es una serie que podría seguir viva si a la industria le interesara esa parte cultura y educativa. Y esto demuestra que no siempre, ni siquiera para TVE, es importante tener ese impacto de prestigio, sino lo lo que dice un audímetro de dudosa credibilidad”, baraja.

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