Cultura

'Fruta extraña' o la inevitable unión entre el jazz y la poesía

  • Juan Ignacio Guijarro presenta en la Fundación Ory una antología de poemas que recorre la relación entre ambas artes

Si el jazz era un reflejo del desencorsetamiento de la música de las bridas establecidas, era lógico que terminara encontrándose con la lírica de los movimientos de vanguardia, que hacían lo propio. Ambos son, al cabo, criaturas de la modernidad. Tomando el título de un clásico de Billie Holliday, Fruta extraña. Casi un siglo de poesía española en el jazz (Colección Vandalia) recopila de la mano del profesor Juan Ignacio Guijarro, poemas que tratan el jazz como tema. Desde las primeras menciones, en textos aparecidos en publicaciones de las vanguardias, hasta el poema más reciente que se ha incluido en el libro, del año 2012. En total, 154 poemas de 126 poetas diferentes, con el catalán Joan Margarit como el nombre más recurrente, seguido de Celaya, "que fue el primer poeta en España en publicar un libro sobre el jazz a finales de los años sesenta", apunta el antólogo.

El primero en orden cronológico tiene una fecha tan lejana como 1919: "Precisamente -comenta Juan Ignacio Guijarro-, el año en el que actúa en España la primera orquesta negra de jazz. En esa misma fecha, aparecieron cuatro poemas en los que se mencionaba el género, todos firmados por autores de vanguardia. En estos primeros textos, las referencias eran vagas e imprecisas: se menciona el jazz muy de pasada, es algo muy novedoso que se asocia al baile, a la frivolidad".

"De hecho, en estas primeras menciones -continúa Guijarro-, ni siquiera se lo define como jazz, sino que se habla del foxtrot, del ragtime... todas músicas sincopadas de las que el jazz toma gran parte del ritmo".

Y ni siquiera todas esas primeras referencias eran, de hecho, positivas: "Dado el origen mismo de la música, algunos la rechazaban por su condición extranjerizante -indica Juan Ignacio Guijarro-. Emilio Carrere, por ejemplo, decía que había que promover el chotis y el pasodoble, en una propuesta que hoy día resulta muy divertida. Otros lo defenestraban frente a los valores de la música clásica... O el caso de Blas de Otero, en un poema a finales de los 60 en el que identifica el jazz con la música del opresor. Curiosamente, en esa época en Estados Unidos, el jazz se radicalizaba, dando paso al free-jazz, que mostraba el escenario de las luchas sociales".

En España, esta postura propia de los defensores de las esencias no duró, sin embargo, demasiado: "El jazz es un poco como el cine -comenta el antólogo-. Nace a la vez y va evolucionando... De su origen marginal y quizá prostibulario en Nueva Orleans, y de los prejuicios que le rodean, pasa a ser interpretado por grandes orquestas que casi siempre solían tener como líder a un músico blanco".

No será hasta los años 50, con la llegada del bebop "cuando se empiece a reivindicar la negritud del jazz y a elevarlo al arte con mayúsculas -prosigue Guijarro-. Aunque en está época todavía el jazz se baila, y todavía siguen vivas figuras como Louis Amstrong, el jazz irá perdiendo su carácter popular en pro de esta nueva corriente dominante, más elitista".

El jazz deja de ser una música para ser bailada y se reivindica como música para ser apreciada: "Nacen entonces los pequeños clubs de jazz, donde uno escucha las piezas sentado, con recogimiento, casi reverenciando a los músicos".

La música jazz era digna de entrar en el arte con mayúscula, de darse la mano con Picasso, con Chaplin, con Pau Casals. "Pero al convertirse en un arte más culto y refinado pierde el elemento popular, espacio que vendrá a copar el rock and roll -continúa Juan Ignacio Guijarro-. El jazz va definiéndose con un estilo mucho más complejo, transcendente, casi con ribetes filosóficos, con lo que para los poetas resultará un género muy atractivo por lo que sugiere de soledad, muerte, pérdida y memoria. Existe entre ambas expresiones una gran afinidad y, de hecho, tanto jazz como poesía han terminado convirtiéndose en un arte de minorías, relegados un poco a la periferia cultural".

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