El cineasta canario Juan Carlos Fresnadillo explora "los preliminares del terror", esa fase en la que dotamos a los monstruos de nuestros propios miedos, en su tercera película, Intruders, que ayer se presentó en el Festival de Cine Fantástico de Sitges.

En su primera cita en el popular certamen del género, Fresnadillo ha dicho que "la película bascula sobre un gran misterio, que la convierte más que en un filme de miedo en una película sobre el miedo".

Para alimentar Intruders, tanto Fresnadillo como el guionista Nicolás Casariego han recurrido a los cuentos de la infancia que nos descubren que "el origen de esos miedos suelen venir de nuestros padres, de nuestros seres más queridos".

"Nos interesaba deconstruir un cuento en el que aparece un monstruo y en el que su origen es lo más cercano, la familia", ha señalado al finalizar la proyección.

Como la propia carrera de su director, Intruders se mueve entre dos ciudades: en Londres, un padre se ve incapaz de proteger a su hija de trece años de las constantes pesadillas y visiones que la acechan cada noche, y en Madrid, el pequeño Juan sueña con un desconocido que se cuela en su casa, sin que su madre pueda remediarlo.