Literatura

El argentino Federico Jeanmaire gana el Premio Unicaja de Novela

  • El autor se hace con el certamen que lleva el nombre de Fernando Quiñones por su obra ‘Darwin o el origen de la vejez’, de la que el jurado destaca su compromiso con la literatura y el lenguaje

De izquierda a derecha, Valeria Ciompi, Rafael Muñoz Zayas y Lola Larumbe, ayer en la Fundación Unicaja de Cádiz.

De izquierda a derecha, Valeria Ciompi, Rafael Muñoz Zayas y Lola Larumbe, ayer en la Fundación Unicaja de Cádiz. / Nacho Frade

El escritor argentino Federico Jeanmaire se ha proclamado ganador de la 22 edición del Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones, que se falló ayer en la sede de la Fundación Unicaja en Cádiz y que ha tenido una participación altamente destacable: un total de 1.305 novelas se han presentado a un premio que sigue ganando en prestigio y aceptación literaria y cuyo jurado, esta vez, ha optado por galardonar la obra titulada Darwin o el origen de la vejez, un texto original del escritor argentino del que el jurado destaca su compromiso por la literatura y el lenguaje. El premio, dotado con 18.000 euros, implica la publicación de la novela en Alianza Editorial.

La lectura pública de la decisión del jurado se realizó con la presencia de tres de sus miembros: Rafael Muñoz Zayas, director de Actuaciones Socioculturales de la Fundación Unicaja; Valeria Ciompi, directora editorial de Alianza, y Lola Larumbe, fundadora de la Librería Alberti de Madrid.

Darwin o el origen de la vejez relata la historia de un músico argentino que decide celebrar su 60 cumpleaños en las islas Galápagos. Enamorado de una mujer más joven que él y con la que comparte muchas afinidades pero que, sin embargo, le hace ver que su historia no puede seguir adelante por la diferencia de edad que los separa, el músico comprueba entonces las consecuencias de asomarse a la vejez.

Como explicó Valeria Ciompi tras la lectura del fallo del jurado, la novela establece en su historia un paralelismo entre la llegada de Darwin a las islas Galápagos con una concepción religiosa de la vida y su transformación tras sus descubrimientos científicos, con la llegada del músico al mismo lugar geográfico para experimentar, también, una evolución en su concepción de la vida y de los cambios que provoca el paso del tiempo.

Rafael Muñoz, Valeria Ciompi y Lola Larumbe coincidieron en destacar el alto nivel de las novelas presentadas al certamen, con esa excepcional cifra que supera el millar de manuscritos, y en particular la calidad de la obra ganadora: “Es una novela que nos satisface, una novela redonda. Hemos premiado el compromiso con la literatura y con el lenguaje, con una historia que nos hace pensar”.

Federico Jeanmaire, como se informa desde la Fundación Unicaja, nació en Baradero (Argentina) en 1957 y es licenciado en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde ha ejercido como profesor de Literatura Argentina. Como investigador del Siglo de Oro, fue becado en 1990 por el Ministerio de Relaciones Exteriores de España para trabajar en la Sala de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, en Madrid.

Jeanmaire ha escrito más de una veintena de obras por las que ha obtenido diferentes reconocimientos, como el Premio Especial Ricardo Rojas a la mejor novela argentina escrita entre 1997 y 1999, galardón otorgado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a su obra Mitre. El autor obtuvo el Premio Emecé de Novela en 2008 por Vida interior y también ganó el Premio Clarín de Novela 2009 con la obra Más. Además, ha sido finalista del Premio Herralde de Novela por su trabajo Amores enanos. Sus libros han sido traducidos a varios idiomas.

En esta convocatoria literaria pospuesta por la pandemia ha llamado la atención, desde luego, el número de originales que se han presentado al premio: 1.305 novelas procedentes de casi todas las provincias de España y de numerosos países que han obligado a realizar varias cribas hasta reducir la sorprendente cifra para decidir los textos finalistas y el ganador. Una buena noticia que demuestra la vitalidad de la creación literaria, al menos en número, y las ganas de contar cosas después de esta pandemia que ahora mismo amenaza con protagonizar varios últimos coletazos.

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