Cultura

El cineasta italiano Ermanno Olmi recibe el León de Oro honorífico de la Mostra

  • La proyección de 'The wrestler' muestra que la historia del boxeador acabado aún funciona

El último día de concurso en la Mostra de Venecia sirvió para homenajear a Ermanno Olmi. El cineasta italiano recibió ayer, de manos de su amigo Adriano Celentano, el León de Oro a toda su carrera, en la que con títulos como El árbol de los zuecos o La leyenda del santo bebedor miró la realidad desde el punto de vista de las clases menos favorecidas.

Nacido en Bérgamo (norte de Italia) hace 77 años, Olmi se reconoció "sordo como una tapia" durante la rueda de prensa que ofreció en la Mostra, pero fue desgranando con aureola de sabio venerable la filosofía de su cine y de su vida. El director resumió su trayectoria como un trabajo consagrado "a una de las posibilidades más nobles que ofrece el cine: conseguir que la gente se reconozca en él, captar la civilización".

Mientras, The wrestler, la película del director neoyorquino de Darren Aronofsky proyectada ayer en competición y con Mickey Rourke como protagonista, muestra que la historia del boxeador acabado aún funciona. Técnicamente Rourke no es un boxeador, sino uno de esos luchadores del espectáculo llamado "wrestling" (lucha libre), pero para la historia poco afecta esta variante, pues como explicó Rourke, es el problema que se plantea a "cualquier atleta: es el momento de irme, ¿adónde voy?"

Otra de las películas que se vieron ayer en Venecia fue Il seme de la discordia, el cuarto trabajo del italiano Pappi Corsicato y que ha puesto el remache al clavo de las críticas contra el nacionalismo de la Mostra.

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