Dulce y envolvente. La conversación con António Zambujo nos deja la misma sensación que sus canciones, esas que encandilaron al mismísimo Caetano Veloso. Dulce y envolvente. Así habla, así canta, el músico portugués que destruye a voz y guitarra "cualquier frontera, cualquier límite", convirtiendo su fado en una fiesta intercultural, apartando por momentos la sausade de su tierra para aligerar el tempo con la bossa y esos otros sones brasileiros que tanto ama. Dulce y envolvente llega Zambujo a Cádiz en formación de quinteto para inaugurar la programación estival del Castillo de Santa Catalina en una cita que supondrá su segundo concierto en Andalucía en toda su carrera.

"Yo también soy del sur. De una región llamada Alentejo", ubica el compositor que echa la vista atrás para hablar de su abuela "que hoy tiene 90 años". Ella fue quien inoculó el veneno de la música a un joven Zambujo que se aprendió de memoria "todas las canciones que ella sabía de la tradición musical portuguesa". Además de enseñarle a cantarlas le alimentó el gusto "por tocar instrumentos musicales". Zambujo con 37 años cumplidos y cinco discos en el mercado aún agradece a su abuela todo ese "maravilloso cancionero" que él ha ido transformando en su carrera con sus propias composiciones y su vocación de agitar la tradición con elementos más modernos. "Compongo sin fronteras, sin límites", asegura el portentoso intérprete que presentará en Cádiz "no sólo las canciones de Quinto -su último disco- también temas de compactos anteriores y canciones que aún no he grabado", adelanta Zambujo que, "por supuesto", promete un hueco "para la improvisación". "Me gusta muchísimo la improvisación, esa frescura y creo que el sitio donde vamos a tocar es muy bello para hacer eso", anhela.

Zambujo alcanza hoy la fortificación gaditana tras su exitoso concierto en el Festival de la Guitarra de Córdoba. "Era mi primer contacto con Andalucía y ha ido muy bien, yo estoy muy contento y creo que el público también. Espero que en Cádiz ocurra lo mismo", desea el músico que tampoco se ha prodigado mucho por el territorio nacional. "En España nunca he tocado con mucha frecuencia pero es cierto que ahora sí estamos empezando a tocar algo más y aunque por ahora no llevo muchos conciertos por aquí sí tengo que decir que me he sentido muy bien, me han acogido muy bien en España y eso es lo importante", relata.

Porque para Zambujo sólo existe una máxima en la música, "disfrutar y hacer disfrutar a los otros". "Cantar y tocar es lo que más me gusta hacer. También trasmitir a la gente. Para mí es muy importante que la gente entienda el mensaje que quiero dar con mis canciones". Un mensaje cercano ya que a Zambujo le gusta "cantar la realidad", lo que está cerca de él "pero las cosas buenas que para malo ya tenemos suficiente...", concluye entre risas.