CINE

Cine carcelario a la española

  • Daniel Monzón estrena su cuarto film, 'Celda 211', aclamado en Venecia 2009

Hay una corriente subterránea en el cine español que lleva subyaciendo desde su aparación, hace más de cien años. Frente a las películas más artísticas, un grupo de directores siempre ha creído en los géneros clásicos intentando aplicarlos a nuestra realidad. En España, obviamente mandaron durante muchos años los filmes folklóricos, aportación patria al mundo de los géneros, pero parecía más difícil hacer lo mismo con el terror, el policial, el western, etc. Pero de siempre se ha intentado transportarlos, con mayor o menos fortuna. El cine de vaqueros dio en los 60-70 el entrañable Spaghetti-Western, una vilipendiada variante que oculta en su interior más sorpresas de lo que se cree y por las mismas fechas surgió un aluvión de vampiros, hombres lobo y demás. No es extraño que un aclamado libro de 1975 se titulará Cine español cine de subgéneros. Pero con el thriller y el policíaco hubo interesantes momentos. En los 50 tuvo lugar una producción interesante en la entonces floreciente industria catalana con títulos como Apartado de correos 1.001, un auténtico clásico del cine español. Más reciente, tenemos las iniciativas de Enrique Urbizu, con Todo por la pasta. Ahora, Daniel Monzón, antiguo crítico que dio el salto al otro lado, recupera una variante muy de moda gracias a la exitosa serie Prison Break: las películas carcelarias.

Monzón es de estos que como se decía al principio de estas líneas siempre ha creído en la necesidad de que nuestro cine abandone tanto terreno literario y se retroalimente de géneros clásicos, adaptados a la realidad española y buscando al público, esa asignatura pendiente que año tras año se desinfla. Celda 211, el film que estrena hoy, es el cuarto de una trayectoria como cineasta que se inició en 2000 con el film-cómic El corazón del guerrero. Luego probó mezclar la comedia costumbrista española y los grandes atracos en El robo más grande jamás contado, y probó el thriller científico con carácter internacional en La caja Kovak. Para Celda 211 adaptó una novela de Francisco Pérez Gandul, que le fascinó. Se buscó como coguionista al colaborador habitual de Alex de la Iglesia. Jorge Guerricaecheverría, y durante un año se documentó a fondo sobre el sistema carcelario español. De hecho, acabó rodando en la prisión de Zamora, buscando una cierta textura documental, y mezcló a los actores con reclusos de verdad. El reparto cuenta con veteranos como Antonio Resines, jóvenes como Marta Etura, debutantes como Alberto Ammann y una importante cuota andaluza con el gaditano Manuel Morón, Vicente Romero o Manolo Solo. Aunque el que se lleva la palma es Luis Tosar, como un peligroso recluso líder de un motín.

El film se presentó en el Festival de Venecia donde fue muy bien acogido. La historia nos presenta a un joven funcionario de prisiones que se incorpora a una cárcel a ejercer su labor. El mismo día que llega estalla un motín de los internos encabezados por un preso llamado Malamadre, un auténtico líder del sector de los más peligrosos. Por una serie de incidentes el funcionario recién llegado queda atrapado entre los rebeldes. Lo que ocurre es que los reclusos aún no lo conocen, con lo que no le queda otra que hacerse pasar por un interno recién llegado y sobrevivir a todo lo que ocurre a su alrededor.

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