82 edición de los Oscar - Actor secundario

Christoph Waltz, un claro favorito

  • El actor ha ido recolectando tantos premios por 'Malditos bastardos' como candidaturas ha optado

El reconocimiento a un actor que se vuelve imprescindible en el desarrollo de una historia, pero que no lleva el peso del trabajo interpretativo, se incluye en una categoría denominada mejor actor secundario, aunque en muchas ocasiones la definición sólo indica el número de minutos que ha estado en escena.

Sucede con la interpretación de algunos secundarios que nadie se imagina la película sin ellos; es más, recuerdan ese personaje sino más, tanto como al protagonista. O qué sería de En bandeja de plata (1966), de Billy Wilder, sin Walter Matthau; o de Jerry Maguire (1996), de Cameron Crowe, sin Cuba Gooding, Jr.; por no hablar de Traffic (2001), de Steven Soderbergh, sin Benicio del Toro. O de No es país para viejos sin Javier Bardem.

Tim Robbins, Anthony Quinn, Gene Hackman, Tommy Lee Jones, Kevin Kline, Sean Connery, Morgan Freeman, George Clooney, Kevin Spacey, Peter Ustinov, Jack Lemmon... Todos ellos fueron, en su momento, aspirantes a un Óscar, o un Bafta, o un Globo de Oro por un trabajo en el que quizá no aparecían más que en un par de escenas.

Este año, los Óscar al best actor in supporting role reservan el privilegio al canadiense Christopher Plummer, un octogenario que, a pesar de su dilatada trayectoria cinematográfica, es la primera vez que opta al premio por su recreación del filósofo León Tolstoi en su último año de vida en The Last Station, de Michael Hoffman. O tal vez al más joven de los candidatos, Matt Damon, de 38 años, por dar vida en Invictus, de Clint Eastwood, al capitán de la Selección Nacional Sudafricana de rugby, Francois Pienaar. Con Damon (El indomable Will Hunting) y Plummer (el capitán Von Trapp de Sonrisas y lágrimas) compiten el italo-americano Stanley Tucci, cuyo rostro, o mejor aún, su calva le delatan en multitud de papeles televisivos; Woody Harrelson, en la memoria colectiva por su interpretación de Larry Flynt, y... Christoph Waltz.

Waltz es austriaco, tiene 53 años y ésta es, como para Plummer y Tuccy, su primera nominación. Su carrera se ha desarrollado prácticamente en los teatros de Viena y es uno de los intérpretes más reputados de Austria, muy popular por su participación en numerosas series televisivas, entre ellas Derrick o Rex, y prácticamente un desconocido en el resto del mundo. Pero desde que Quentin Tarantino le escogió para interpretar a Hans Landa en Malditos bastardos, Waltz es el cazador de judíos, un nazi que habla de forma impecable cuatro idiomas y cuya sonrisa es capaz de aterrorizar y, al tiempo, subyugar a los espectadores mientras degusta su postre favorito, el apple strudel.

Tarantino ha dicho que jamás hubiera existido Hans Landa si no hubiera encontrado a alguien "tan bueno" como Christoph Waltz para interpretarlo. De hecho, los jurados de los premios cinematográficos internacionales más prestigiosos, opinan lo mismo. Waltz se ha llevado de calle todos los galardones por los que competía: el Globo de Oro, el Premio del Sindicato de Actores, el Satellite Awards, el Independent Spirit y el de la Academia británica, BAFTA. También se llevó el premio al mejor actor en el pasado Festival de Cannes, donde toda la crítica se puso de acuerdo en calificar a Waltz como lo mejor de Malditos bastardos, una película coral en la que Waltz "se come" a un reparto de lujo: Brad Pitt, Eli Roth, Diane Kruger, Daniel Bruhl, Til Schweiger y Melanie Laurent.

Pero lo bueno de los Óscar es que puede haber sorpresas. Para Damon es su tercera candidatura, después de haber conseguido ya este galardón por su faceta como guionista, en 1997, gracias a El indomable Will Hunting. Aunque sólo tiene 38 años, Damon tiene una larga lista de títulos encabezados por los más prestigiosos directores: Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, Martin Scorsese, Robert De Niro, Gus Van Sant y Clint Eastwood, entre ellos.

Si El indomable Will Hunting fue su carta de presentación, Salvar al soldado Ryan (1998), y, el mismo año, El talento del Mister Ripley, de Anthony Minghella, lo consagraron siendo aún un chico de 24 años. También ha destacado en películas como Todos los caballos bellos (2000), de Billy Bob Thornton, o Syriana (2005), de Stephen Gaghan, pero donde se produce su lanzamiento a la estratosfera de Hollywood es con Ocean's eleven (2001) y Ocean's twelve (2004), ambas de Steven Soderbergh, donde comparte cartel con George Clooney y Brad Pitt, y con la saga de Bourne.

La trilogía de Bourne, dirigida por Doug Liman y Paul Greengrass, marcó un estilo cinematográfico distinto del joven actor, que se completa con Infiltrados de Martin Scorsese (2006) y El buen pastor (2007), de Robert de Niro.

Damon ha contado que su primera reacción, al saber su papel en Invictus fue llamar corriendo a Clint Eastwood para decirle que apenas llegaba al 1,80 de altura, cuando Pienaard "era un gigante". Aún así, y siguiendo los consejos de Morgan Freeman y del propio Eastwood, Damon llegó al rodaje con unas condiciones físicas inmejorables tras pasar varias horas diarias en un gimnasio. También le ayudó conversar con el auténtico Pienaard al que copió un acento más británico de lo esperado.

La cara de otro de los candidatos, Stanley Tucci, su frente despejada y, en muchas ocasiones, una figuración apoyada en unas gafas redondas, es de lo más familiar. Desde su participación en El honor de los Prizzi (1985), de John Huston, no ha dejado de participar en series de televisión -Corrupción en Miami, Treinta y tantos, Murder One- a la vez que combinaba su paso por los teatros neoyorquinos con el cine. Ha trabajado en más de cincuenta películas, entre ellas In the soup (1992), El Informe Pelícano (1993), La señora Parker y el círculo vicioso (1994), Desmontando a Harry (1997), La terminal (2004), El diablo viste de Prada (2006) o, más recientemente Julie & Julia.

Uno de los papeles por el que más se guarda a Tucci en la retina, el de Nigel Kippling, el asistente de moda de Miranda Priestly (Meryl Streep) en El diablo viste de Prada, es probablemente el más antagónico al que le ha valido la nominación al Óscar: George Harvey, el asesino de Susie Salmon en The Lovely Bones. La cinta, dirigida por Peter Jackson, cosechó unas críticas bastante poco favorables, si bien el trabajo de Tucci siempre ha sido salvado en ellas. El actor, muy sensibilizado tras la muerte de su esposa, ha reconocido que le ha costado muchísimo meterse en la piel del asesino; se sentía incapaz, pero jugó con su mejor baza: mostró a un ser absolutamente amable, normal, cordial, y le giró radicalmente cuando fue preciso. Ha sido candidato al Globo de Oro, al Independent Spirit y a los BAFTA, pero el austríaco Waltz se los llevó de calle. Es también su primera nominación a un Óscar.

Por su parte, Woody Harrelson es tejano, tiene 48 años y alcanza ahora su segunda nominación al Óscar, en esta ocasión, por su papel secundario en The Messenger, una película que también podría recibir la estatuilla por el Mejor Guión Original, que firman Alessandro Camon y el propio director de la cinta, Oren Moverman, un ex periodista israelí que debuta con este drama. La vez anterior, en 1996, fue nominado por su trabajo como protagonista de El escándalo de Larry Flynt, de Milos Forman, pero le ganó Geoffrey Rush, por Shine.

Harrelson se hizo famoso con un papel secundario en una de las series de televisión más famosas de los ochenta en todo el mundo Cheers, donde interpretó durante ocho años a Woody. Este trabajo le dio el Emmy al mejor actor de reparto en comedia en el año 1989. Fue reclutado por Oliver Stone para protagonizar la polémica Asesinos natos, pero fue con Larry Flynt con quien alcanzó el éxito. Después ha trabajado en películas como La delgada línea roja y Hi-Lo Country, y más recientemente en En tierra de hombres, Siete almas, o interpretando al estupendo Carson Wells en No es país para viejos, de los hermanos Cohen.

Hoy vive en Hawai con su mujer y su hija pequeña, es defensor de las secuoyas del Pacífico y partidario de la legalización de la marihuana, es pacifista -hizo pública su oposición a la guerra de Iraq, precisamente- y vegetariano y tiene un bar de oxígeno en California. Este año, Harrelson llega al Shrine Auditorium de Los Ángeles gracias al capitán Tony Stone, uno de los dos veteranos de la guerra de Iraq (el otro es Ben Foster) que deben comunicar las malas noticias a los familiares de los caídos en combate las 24 horas siguientes a su muerte.

The Messenger fue estrenada en el Festival de Sundance del año 2009 y más tarde proyectada en el Festival de Berlín, donde se llevó el Oso de Plata al Mejor Guión. Harrelson ha sido nominado para ganar una docena de premios por este papel - entre ellos, el Globo de Oro, el del Sindicato de Actores y un Independent Spirit Awards-, pero no ha conseguido llevarse ninguno. Le ganó Walzt en todas las ocasiones.

El canadiense Christopher Plummer acaba de cumplir 80 años. Esta es la primera vez que compite por un Oscar, gracias a su papel de León Tosltoi en The Last Station, de Michael Hoffman. Plummer, que, aunque le pese será siempre el capitán Von Trapp de Sonrisas y lágrimas, interpreta al escritor en su último año de vida, un trabajo que le ha situado en la parrilla de salida en los Globo de Oro, el Sindicato de Actores y los Independent Spirit, pero, como les ha sucedido a los demás, vio impotente cómo arrasaba el huracán Waltz.

De no haber sido actor, hubiera sido concertista de piano, pero le pudo el teatro, sobre todo, el teatro clásico; de hecho, fue tras su trabajo en Medea cuando recibió su primera oportunidad de entrar en el mundo del cine. Aunque es La caída del Imperio Romano quien le abre las puertas a los mejores papeles, es el viudo padre de siete traviesos hijos, el capitan Von Trapp de Sonrisas y lágrimas quien le da renombre internacional y eleva su cotización hasta convertirle en rostro habitual de la gran pantalla.

Plummer tiene varios premios de interpretación teatral (Tony) y televisivos (Emmy), y en el año 2000 obtuvo el reconocimiento de la crítica por su papel en el reparto de El dilema de Michael Mann. En los últimos años ha trabajado en Una mente maravillosa, Ararat o más recientemente en El imaginario del Doctor Paranassus. También ha prestado su voz a cintas de animación recientes como Up.

En la película, Tolstoi (Plummer) se encuentra refugiado en su finca de Yásnia Poliana. Su vida se apaga lentamente mientras su esposa Sofía (Helen Mirren) y su principal discípulo, Vladimir Chertkov (Paul Giamatti), se disputan el legado del autor. Enfrentado con sus allegados, Tolstoi trata de escapar de su hogar, pero su avanzada edad y su frágil salud únicamente le permiten llegar hasta la estación ferroviaria de Astapovo, donde se extinguiría su vida.

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