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Cultura

Cecilio Chaves recorre su propio túnel del tiempo en Santa Catalina

  • El pintor de las azoteas inaugura la muestra 'Inflexiones', en la que repasa su trayectoria artística desde sus inicios en su niñez hasta ahora

  • Incluye una instalación de un pretil gaditano

Cecilio Chaves posa ante su obra.

Cecilio Chaves posa ante su obra. / Fito Carreto (Cádiz)

La sala alta de San Juan del Castillo de Santa Catalina se ha convertido en el túnel de los tiempos artísticos del pintor de las azoteas. El gaditano Cecilio Chaves echa la vista atrás tomando como punto de partida su propia niñez, la de sus primeros coqueteos con la pintura, hasta llegar al dulce momento que está viviendo actualmente en la muestra Inflexiones, que ayer inauguró en la fortaleza gaditana.

Arropado por multitud de familiares y colegas, Chaves ha abierto las puertas de este pasadizo que recorre una trayectoria marcada por su propia geografía vital, y que tiene como punto de partida "el día que cambió mi vida para siempre". Lo explica en la introducción de la exposición, en un cartel que narra que cuando apenas contaba con 12 años, "un día como cualquier otro en Cádiz de sol y calor" su madre le mandó a hacer un recado. En el camino descubrió lo que se convertiría en su modo de concebir la vida, cuando en un patio vecino observó a un pintor trabajando. A partir de ahí comenzó a ahorrar para adquirir todo lo necesario para crear a partir de un lienzo en blanco. Descubrió su modo de vida y el propio significado que encierra, pintar sobre blanco, emprender un camino desde cero que hoy muestra materializado en todas las escenas que ha pintado desde Cádiz a Berlín.

Exhibe su primera pintura y su primera azotea, entre otras obras emblemáticas

"No se exhibe cronológicamente", dice de lo que considera "un repaso a mi trayectoria. No me gusta hablar de retrospectiva". Tras visualizar un primer collage de fotos con la instantánea de su primera azotea incluida, se planta ante el espectador el primer cuadro que hizo de la zona de El Salvador en Sevilla, donde cursó sus estudios de Bellas Artes, del año 1997. Le siguen escenas de una de sus estancias en Berlín, donde ha estado en varias fases en residencias artísticas. Tampoco faltan sus paisajes de Vigo, en los que contrastan los de luces apagadas y grises propios de los paisajes industriales que retrató durante muchos años, con las escenas urbanas más vitalistas que ha retratado en los últimos. "He enfrentado varias piezas de diferentes épocas para mostrar también cómo ha evolucionado mi obra".

Una obra que ha protagonizado en buena dosis Cádiz, su ciudad natal, de la que partió para estudiar, para desarrollar su carrera y a la que regresó en su madurez. La ciudad que le ha inspirado infinitas veces y que exhibe en primer lugar en modo de grabados, tras lo que da comienzo un curiosísimo túnel del tiempo. Una cortina da así paso a un estrecho pasillo del que cuelgan sus primeras obras. "La primera obra que pinté en mi vida, a los 12, de una muñeca". También la obra del Congreso de los Diputados que presentó a un concurso a esta temprana edad y que se hizo con su primer accésit, además de un paisaje del Castillo de San Sebastián y una pintura de una casa de un pueblecito. Es el preámbulo de la siguiente estancia, que bajo una luz tenue traslada al visitante a la época de universitaria, de la que muestra lienzos y telas con representaciones significativas como "el trabajo de acceso a la carrera, la pintura en la que me retrato con mis colegas de universidad o algunos carteles con los que concursó para representar el Carnaval de Cádiz". Obras que exhibe tendidas, como si se trataran de sábanas sobrevolando las alturas y que te llevan de regreso a su obra actual, entre azoteas, miradores y el ambiente real de sus alturas.

Y es que el artista las ha recreado con la instalación de dos pretiles que atraviesan las dos estancias principales de esta sala. Un pretil fiel a los colores blancos y rojizos que le caracterizan, y que incluso integra antenas reales con alambres oxidados. "Los he ido recogiendo y los he montado para alcanzar el ambiente idóneo, el que me ha inspirado todo este tiempo".

Pretiles sobre los que se posan numerosos bocetos y recortes de prensa, además de un cartel de su primera exposición en Melkart, detalla a modo de anécdota. Un especial y lejano evento que hoy conecta con esta última exposición, en este espacio colmado de sus últimas creaciones, un Cádiz que recrea de día y de noche, e incluso sobre el último muro que corona la sala, con una vista de la ciudad que ha pintado en apenas dos días y que enmarca en perspectiva a un cuadro que integra en este paisaje nocturno. El último del emblemático recorrido por el túnel del tiempo de Cecilio Chaves.

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