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Cultura

Casablanca teme por su patrimonio arquitectónico

  • El especulación inmobiliaria pone en jaque a algunos de los más emblemáticos edificios del pasado siglo en la ciudad marroquí.

Asediada por la especulación inmobiliaria, la ciudad marroquí de Casablanca ve con preocupación cómo parte de su patrimonio arquitectónico, uno de los más importantes del siglo XX en el país, se cae literalmente a pedazos, cuando no es pasto de las excavadoras. En la actualidad pesa más el interés de los propietarios de palacios, hoteles y viviendas representativos del art-déco y del estilo neomorisco en no invertir que en su restauración, porque aspiran a que sean derribados, todo ello con el visto bueno de la Justicia y de las autoridades locales.

El antiguo Hotel Lincoln, un edificio emblemático situado desde 1912 en el corazón de esta metrópolis norteafricana, presenta actualmente el aspecto propio de un lugar bombardeado. En 1989 fue cerrado al público después de desprenderse parte de su fachada. Tras una larga batalla con los propietarios, las autoridades marroquíes lo expropiaron en 2009. Desde entonces, este símbolo de la arquitectura casablanquesa espera en estado de semirruina a ser restaurado y destinado a un nuevo uso, sin que se conozcan de momento planes concretos ni plazos para su ejecución.

A escasos metros del Lincoln se alzaba desde 1922 el edificio Pliot-Templier, joya neomorisca y art-déco que el pasado 16 de julio sucumbió finalmente a la fuerza de las excavadoras. En su lugar, ahora un solar de cientos de metros cuadrados lleno de cascotes en medio de un gran bulevar, está previsto que la promotora que impulsó el derribo construya un edificio de seis alturas sin respetar la singularidad de la avenida, considerada un conjunto arquitectónico excepcional.

"En los últimos años ha habido un gran esfuerzo por proteger el patrimonio de la ciudad. Es la primera vez que se destruye un edificio protegido", se lamenta el arquitecto Abderrahim Kassu, presidente de la asociación por la salvaguarda del patrimonio arquitectónico Casamémoire.

El Pliot-Templier había sido inscrito en enero de 2011 en la lista de monumentos nacionales de Marruecos del Ministerio de Cultura, pero el alcalde de Casablanca, Mohamed Sajid, autorizó el pasado mayo la destrucción del inmueble. Sobre la zona pesaba además una moratoria de derribos desde principios de año. Sajid, que aseguraba desconocer que el Pliot-Templier había sido protegido por su valor arquitectónico, ha alegado recientemente que se vio obligado a autorizar el derribo por una sentencia judicial.

Abderrahim Kassu subraya que la destrucción de ese edificio supone "un desastre para esta avenida, que es muy importante para la arquitectura de Casablanca por su tamaño y su multitud de ejemplos", y apunta que sobrepasa los límites del propio inmueble y atenta contra el conjunto de su patrimonio, profuso en ejemplos de la arquitectura del siglo XX.

La demolición del Pliot-Templier es el enésimo episodio de una lucha que enfrenta en la ciudad a promotores inmobiliarios, actores políticos y sociedad civil, y que en los últimos 15 años se ha saldado con el derribo de varios inmuebles valiosos y la protección individual de otros, como el Lincoln o los Antiguos Mataderos. El director de la Escuela Superior de Arquitectura de la ciudad, Abderrafih Lahbabi afirma que la solución para salvar el legado arquitectónico de Casablanca pasa por "destinar dinero a apoyar a la gente que quiere conservar el patrimonio". La también arquitecta Jacqueline Alluchon defiende igualmente proteger de forma global la arquitectura de la ciudad, y sentencia que la situación seguirá igual "hasta que no haya una visión política clara de que la preservación forma parte de un proyecto de futuro". "Los inversores -asegura Alluchon- deben sumarse a la visión de que el patrimonio puede ser rentable económicamente".

Mientras todo ello no suceda, la capital económica de Marruecos puede ver cómo la Unesco acaba por rechazar una eventual candidatura para reconocer su riqueza arquitectónica como patrimonio de la humanidad, cuya presentación se prevé en un futuro próximo. Y, sobre todo, se arriesga a perder su fisonomía, esas fachadas e inmuebles que le dan cierto aire seductor y decadente, reemplazada por edificios de nueva planta con los que se busca sacar un provecho económico inmediato.

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