La película japonesa El bosque del luto, que se presenta esta tarde dentro del ciclo de Campus Cinema Alcances, pertenece a esas historias que salen de las propias experiencias de sus guionistas y directores.

La cineasta Naomi Kawase pensó en ella por dos motivos. Primero por la perenne sensación de abandono que ella misma tuvo desde su infancia, ya que sus padres la dejaron con una tía suya cuando se divorciaron.

Cuando esta mujer, que ejerció de verdadera madre de la directora, empezó a sufrir demencia senil, Kawase ahondó en su deseo de hacer una película sobre todos estos temas.

El bosque del luto mereció el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2007. La directora asumió varios riesgos, como construir la residencia donde transcurre la acción al no convencerla ninguna de las que vio o darle el papel a un anciano sin ninguna experiencia como actor, Shigeki Uda, que se lo tomó tan en serio que estuvo tres meses documentándose en un asilo.

La historia nos presenta a un anciano que vive en una residencia. Allí se siente a gusto. Un día, conoce a una asistente social que se ha trasladado a trabajar en el centro.

El hombre empieza a prestarle especial atención, pero lo que nadie sabe es que ella esconde el doloroso secreto de la pérdida de un hijo. Tras celebrar el cumpleaños del anciano, los dos planean una excursión por el bosque, pero su vehículo se avería y empiezan a deambular entre los árboles, hasta que se topan con la tumba de la esposa del hombre. Allí se entera de que le sigue escribiendo cartas. Ambos protagonistas intentarán consolarse de las respectivas pérdidas que han sufrido.