Cultura

Cáceres presenta en Diputación sus cinco convocatorias literarias

  • La Institución Cultural El Brocense, dependiente de la Corporación Provincial cacereña, trae a la provincia gaditana sus premios nacionales de novela corta, periodismo, cuento, poesía y microrrelatos

La Institución El Brocense, el brazo cultural de la Diputación provincial de Cáceres, escogió ayer Cádiz, con el Palacio Provincial como sede, para presentar públicamente una nueva convocatoria de sus cinco premios literarios, galardones de alcance nacional y en algunos casos internacional que cuentan con años de tradición y que abarcan géneros como la novela corta, el periodismo, el cuento, la poesía y los microrrelatos. El presidente de la Diputación de Cáceres, Juan Andrés Tovar, y su colega gaditano, Francisco González Cabaña, presidieron la presentación en el salón de plenos del Palacio.

Hace ya algunos años que los responsables culturales de la Diputación cacereña decidieron hacer itinerante la presentación de sus premios. Así, antes de recalar en Cádiz El Brocense llevó sus convocatorias a Madrid, Gijón, Sevilla, Toledo o Salamanca, en una iniciativa que, como reconocía ayer una portavoz de la institución, les ha permitido aumentar el número de trabajos presentados a concurso.

La diputada cacereña de Cultura, Silvia González, dirigió un acto en el que intervino Cándido Martín Fernández, un profesor extremeño de la Universidad de Cádiz que hiló ante los asistentes al acto, en su mayoría miembros de la Casa de Extremadura de la capital, un discurso en el que rememoró sus raíces extremeñas centrándose en los recuerdos infantiles de sus estancias en Serradilla, el pueblo al que su familia regresaba cada cierto tiempo después de emigrar al País Vasco.

Su alocución sirvió de marco a la presentación de los premios. Algunos de ellos cuentan ya con años a sus espaldas, como el XXXVI Premio Cáceres de Novela Corta (con una dotación de 9.000 euros), mientras que otros dan sus primeros pasos, como el VII Premio de Microrrelatos El Brocense (1.000 euros al ganador y tres accésit de 500 euros), que está destinado a estudiantes de Secundaria y Bachillerato y que toma el nombre del organismo cultural y, por tanto, del humanista y gramático extremeño Francisco Sánchez de las Brozas (1523-1600), conocido como El Brocense.

En medio de estos dos galardones se sitúan el XXXI Premio Dionisio Acedo de Periodismo (con 3.000 euros para prensa escrita e igual cuantía para radio y televisión), el XXI Premio Coria de Cuentos (con una dotación de 3.000 euros) y el XIV Premio Flor de Jara de Poesía (que otorga 6.000 euros al ganador). Las bases de estas convocatorias se pueden consultar en la página web de la Diputación cacereña (www.dip-caceres.es). El plazo de admisión de originales concluye en todos los casos el próximo 25 de febrero.

Silvia González destacó en su intervención la alta participación en todas las convocatorias y el prestigio alcanzado por los premios, tanto por su tradición como por las personas que en los distintos años han presidido los jurados en las diversas modalidades, como Luis Antonio de Villena, Almudena Grandes, Eduardo Mendicutti, Luis Mateo Díez, Rosa Regás, Espido Freire, Soledad Puértolas, Javier Cercas, Carlos Carnicero, Fernando González Urbaneja, Andrés Aberasturi, Eduardo Sotillos, Javier Rioyo, Luis Alberto de Cuenca, Antonio Gamoneda, Antonio Colinas, Clara Janés o Félix Grande.

González Cabaña, que ejerció de anfitrión en un acto que demoró su inicio algo más de 20 minutos, alabó la apuesta cultural de la Diputación cacereña y agradeció que El Brocense eligiera Cádiz para presentar este año sus premios.

Juan Andrés Tovar, por su parte, aprovechó la ocasión para destacar la política cultural de la institución que preside, que personificó en los premios y también en los museos y otras actividades culturales extremeñas. Y enmarcó el interés de sus paisanos por la cultura en las visitas que los alcaldes giraban al anterior presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en los primeros años de la autonomía: "Los alcaldes de los pueblos extremeños le pedían agua, un bien escaso entonces, y una biblioteca".

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