Cultura

En Bogotá abren la puerta grande Vargas, José Tomás y José María Manzanares

  • El matador colombiano indultó al toro 'Gracioso' de sangre 'Marqués de Domecq', de la vacada de César Rincón

Gran tarde la del domingo en la plaza Santa María de Bogotá donde en el curso de un entretenido espectáculo la afición colombiana salió toreando del coso tras el triunfo de José Tomás, la redonda actuación de José María Manzanares en sus dos toros y el indulto de un toro de "Las Ventas del Espíritu Santo", sangre "Marqués de Domecq" y propiedad de César Rincón, a cargo de su colega y compatriota Sebastián Vargas.

Con cartel de "No hay billetes" se vivió un histórico quinto festejo de la temporada en la capital colombiana. Se jugaron toros de Las Ventas del Espíritu Santo, parados los tres primeros y rajado el quinto de la suelta. El que hizo cuarto, un "Gracioso", fue indultado y el que cerró plaza resultó bravo.

Sebastián Vargas, oreja y dos orejas simbólicas en el toro que indultó.

José Tomás, oreja y oreja.

José María Manzanares, oreja y dos orejas.

La terna abandonó la plaza a hombros.

El torero de Galapagar , en el so viene manteniendo, destacó ante su primero con el capote, parando a la verónica y quitando con escalofriantes gaoneras. Con el percal, desde los hieráticos estatuarios iniciales ante un toro de poco recorrido que más tarde le impidió ligar naturales de extraordinaria factura. Cerró por manoletinas. Redondeó el triunfo con su segundo, toro mansón que se rajaba y al que se opuso con firmeza.

Manzanares dejó imborrables naturales para la afición colombiana ante su primero, un toro noble y entregado con el que cuajó una faena lenta y templada. Falló a espadas pero fue recompensado con una oreja aunque lo mejor vendría ante el segundo toro de su lote, que tuvo mucha transmisión. Faena de mano baja, redonda y profunda por ambos pitones y remates de filigrana base de trincherillas y cambios de mano.

Sebastián Vargas, espectacular con el capote y pareando, cortó una oreja a su primero tras pasarlo con temple. Indultó a su segundo, que tras derribar en el único puyazo no paró de embestir, ligando el colombiano mejor faena por la derecha que con la zurda.

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