Cultura

La Berlinale abre con Wes Anderson y su nostalgia de la vieja Europa

  • Un gran número de estrellas acompaña al protagonista Ralph Fiennes en la tragicomedia 'El Gran Hotel Budapest'

La Berlinale arrancó ayer con uno de sus comienzos más potentes de los últimos años: el particular universo de Wes Anderson y la delicada interpretación de Ralph Fiennes brillan en la tragicomedia El Gran Hotel Budapest, que inauguró por todo lo alto la carrera por el Oso de Oro. El primer gran certamen europeo del año abre el telón con el sabor nostálgico de la vieja Europa retratada por Stefan Zweig, en el que Anderson (Life Aquatic, Moonrise Kingdom) afirma haber encontrado su fuente de inspiración. "Aunque nuestra historia no se basa en ninguna de sus obras, sí que recrea ese ambiente", explicó el cineasta.

Sin embargo, lejos de la Viena de Carta de una desconocida, El gran hotel Budapest se enmarca en la república de Zubrowka, un lugar imaginario situado en la Europa del Este. Allí se erigía uno de esos hoteles majestuosos donde los huéspedes más refinados y pudientes mantenían una especie de segunda residencia.

El artífice de que esa pequeña burbuja de lujo y distinción se mantuviera como suspendida en el tiempo era su legendario conserje, Gustave H., a quien da vida Ralph Fiennes. "Escribimos ese personaje con Ralph en mente", contó Anderson sobre la elección del actor, con el que nunca había trabajado. Y es que el protagonista de El paciente inglés consigue hacer creíble a este hombre de maneras teatrales y con un exquisito dominio del lenguaje. "No sé si alguien más podía hacer sonar esa poesía y ese modo de hablar de manera tan auténtica", dijo el cineasta. "Yo sólo conocía a Ralph".

Fiennes encabeza un estelar reparto cuajado de rostros conocidos en la filmografía de Anderson: Willem Dafoe, Owen Wilson, Tilda Swinton, Adrien Brody, Edward Norton y por supuesto Bill Murray repiten con el cineasta en este nuevo filme. "Bueno, entre nosotros se acabó el romance", bromeaba Murray sobre su relación con Anderson, con quien tantas veces ha trabajado. "Ahora lo veo más como una relación padre-hijo", dijo.

Ese reparto coral, al que se suman Mathieu Amalric, Jeff Goldblum, Jude Law, Saoirse Ronan y Léa Seydoux, se mueve en un mundo que se desmorona con la llegada de la guerra. Entre medias, el conserje Gustave y su botones (encarnado por el actor de origen guatemalteco Tony Revolori) se convierten en víctimas de una conspiración.

La acción se dispara con el misterioso asesinato de Madame Céline, una adinerada anciana enamorada de Gustave. "Así soy cuando me quito todo este maquillaje", bromeaba Tilda Swinton sobre su lograda caracterización de señora mayor. Su última voluntad es que el conserje del Gran Hotel Budapest herede un cuadro renacentista de valor incalculable, pero su familia no está dispuesta a tolerarlo.

Aunque El Gran Hotel Budapest inventa sus propias fuerzas fascistas y una particular esvástica, la película habla también del nazismo, un tema que tratará esta Berlinale gracias a George Clooney y The Monuments Men, Volker Schlöndorff y Diplomatie o el documental sobre Heinrich Himmler The Decent One.

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