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Cultura

Baena y los detalles felices

El detallismo del artista llega a su punto álgido en las escenas familiares.

El detallismo del artista llega a su punto álgido en las escenas familiares.

Pepe Baena es un pintor joven que, además, lleva relativamente poco tiempo en los escenarios artísticos. Sin embargo, su discurrir ha sido de lo más intenso y de lo más cierto, alcanzando cotas artísticas de mucha dimensión. Desde que realizara el cartel del Día de la Provincia para la Diputación Provincial en 2015, el artista gaditano ha tenido una espléndida evolución, ha accedido a posiciones sabias donde la pintura conseguía muy buenos desarrollos y, sobre todo, ha contado con la valoración de los artistas -algo no fácil de conseguir- que han sido conscientes de sus muy buenas proposiciones pictóricas. Además, Pepe Baena es un autor incansable, constante y permanente al pie del caballete. Por eso, su obra ha estado presente, en los últimos años, en varias muy buenas exposiciones en las que se atestiguaba las importantes maneras del joven gaditano.

La muestra que se ofrece en el Centro Cultural Alfonso X El Sabio nos aporta la clara visión de los muchos aspectos que constituyen el trabajo del artista, esos que nos hacen participar de la visión de una realidad que él representa privilegiada, sin recursos epidérmicos ni falsos efectismos.

En los bodegones, esos bodegones tan particulares de Pepe Baena, nos sitúa en ese especialísimo argumento representativo protagonizado por los pescados de la Bahía de Cádiz, que asumen una entidad artística más allá de la simple ilustración fiel del modelo. Con el paisaje, el artista estructura una naturaleza muy bien sustentada, con el color potenciando una expresión que ahonda el sentido de lo real y resalta sus perfiles diferenciadores. Y con el retrato, último estamento creativo al que ha llegado en su, todavía, joven carrera, Pepe Baena alcanza grandes cotas pictóricas. Aparte de la aplastante fidelidad a los retratados, el pintor gaditano compone felizmente unas escenas que se nos presentan altamente verídicas y convincentes, sin afectación, mostrando la realidad de los protagonistas, sus actitudes, sus particularidades, e incluso, sus aspectos más íntimos y personales.

En la obra de Pepe Baena, el espectador se siente muy inmediato a lo que ve, asume lo que se representa y encuentra postulados afines. En su pintura, la realidad ofrece, de forma vehemente pero sutil, sus más entrañables posiciones. Cuando son los bodegones los que desentrañan sus espacios representativos, el pintor nos propone una serie de datos que acentúan, aún más, esa inmediatez. Así, junto a los pescados, aparecen felizmente pintadas las guías de la lonja o la caja blanca de porexpán donde se presentan o son, sencillamente, mostrados fritos en un plato. Con todo ello, el espectador es atrapado doblemente por la aplastante realidad de lo representado. Este sabio y festivo detallismo llega a su punto más alto en los retratos y en las escenas familiares. En todos ellos, Pepe Baena propone unas breves, pero de intenso poder artístico, situaciones que potencia ese realismo que marca su pintura. Así, nos encontramos la ternura especial en las manos de la abuela que espera, embelesada, coger en brazos a su nieto, la mirada vivaracha y pícara de un niño, las indolentes posturas de los retratos de sus amigos del barrio que, a la par, de retratarlos con todo lujo de detalles físicos, deja entrever la personalidad de cada uno y sus particulares e íntimas emociones, o esa serenidad en la atmósfera de la habitación en la que la joven aparece inmersa en las profundidades de su mundo. Toda una galería de detalles, actitudes y posiciones que marcan las distancias con los fríos retratos que muchas veces nos encontramos con la sólo manifestación de un epidérmico parecido.

Estamos ante una exposición completísima de un artista que ha conseguido que la figuración, que la pintura realista, dé un paso más; que ofrezca emociones y que éstas lleguen, con absoluta determinación, a los espacios interpretativos del espectador.

Pepe Baena nos vuelve a convencer y a hacernos comprender por qué es uno de los pintores con más sabia y sensata evolución artística.

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