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Andrés Barba gana el Premio Herralde de Novela con 'República luminosa'

  • Diego Vecchio queda finalista con 'La extinción de las especies', un libro sobre los museos en clave de farsa

El escritor madrileño Andrés Barba, este lunes en Barcelona.

El escritor madrileño Andrés Barba, este lunes en Barcelona. / Efe

El escritor madrileño Andrés Barba ganó este lunes el 35 Premio Herralde de Novela con República luminosa, una "fábula moral y sentimental de la infancia" que supone un afianzamiento de la buena literatura del autor, anunció la editora, Sílvia Sesé, junto al galardonado.

En la presentación del premio, del que quedó finalista Diego Vecchio por La extinción de las especies, Sesé explicó que Barba es un "claro ejemplo de la cantera de Anagrama, y ha conseguido este premio por unanimidad del jurado con una novela muy luminosa".

Como portavoz del jurado, Gonzalo Pontón destacó que la novela, de atmósfera fantástica, guarda una "reflexión moral profunda" con una voz narrativa potente que escribe sobre los acontecimientos muchos años después.

La aparición de 32 niños violentos de procedencia desconocida cambia por completo la vida de San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical entre la selva y el río, en que el grupo de prepúberes -entre los 9 y los 12 años- toman la ciudad, para la inquietud e incomodidad del mundo adulto.

Barba (Madrid, 1975) explicó que la novela hereda la atmósfera creada por los relatos de Joseph Conrad -al que ha traducido en una "operación monumental" que ha comparado con la subida de un 8.000- en una escenografía a caballo de la fantasía y la realidad. "Como en las novelas de Conrad, uno empieza poniéndose al lado de los civilizados", pero puede matizar su opinión después, observó el ganador, que también citó como punto de partida un documental sobre unos niños que viven en el metro de Rusia, Los niños de Leningradsky.

"Estamos acostumbrados a que los niños sean lo que esperamos de ellos, nos hemos apropiado de la formulación mental y moral de la infancia, esto está en el corazón del libro", afirmó el escritor, que utiliza el tono de crónica para aportar distancia a unos hechos pegajosos. De hecho, los niños protagonistas de la novela no son violentos, sino que forman una "comunidad al margen de la civilización", y huyen de las imposiciones del mundo adulto para poner como referentes a otros niños. 

La infancia salvaje y atroz, como tema recurrente de sus novelas -ha publicado ya nueve con Anagrama-, es el tema fundamental del libro, pero en este caso hace parada en la prepubertad, como "tierra de nadie" y momento de transición clave al mundo adulto. "La aparición de los niños genera un estado de violencia latente, la energía del lugar empieza a sobrecargarse y pueden ocurrir cosas diferentes. Éstos se convierten en un vector energético que cambia las cosas", describió el autor.

Vecchio (Buenos Aires, 1969) se alzó como finalista con una novela sobre la "historia natural de los museos" en clave de farsa, que se inspiró en la última obra de Gustave Flauvert no finalizada, explicó él mismo.

El autor quería ahondar en la relación de la literatura con la ciencia, convencido de que "un museo es un libro escrito en el lenguaje de las cosas" y forma una historia de la ciencia, de la etnología y del arte. El protagonista de la historia es un museo en transformación, y el relato "nunca comienza" porque se nutre de 70 relatos que van postergando el inicio. C

Su fascinación por los museos radica en su advenimiento como elemento necesario del espacio urbano, siendo en realidad un "lugares extraños que podrían equipararse a un cementerio, a un hospital y una casa de citas". 

Sesé calificó la novela como una historia "delirante, divertida y maravillosa", ante lo que Vecchio remarcó su voluntad de cuestionar relatos como la historia de la evolución.

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