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Cultura

Alfred Hitchcock presenta

Dirección: Víctor Conde Autor: Frederick Knot, en versión de Víctor Conde. Intérpretes: Jorge Sanz, Elena Furiase, Pablo Puyol, Antonio Albella, José Sánchez-Orosa. Lugar y día: Gran Teatro Falla, 4 de junio.

Estamos acostumbrados a que cineastas de todo pelaje usen a Hitchcock como fuente de inspiración, tanto imitando sus inimitables tramas como homenajeando -o pirateando, como deseen- algunas de sus míticas escenas. Pero es menos frecuente que el largo y orondo brazo de don Alfredo llegué hasta la escena. Esta versión de Crimen perfecto quiere suplir este hueco. En teoría recupera la obra original de Frederik Knot en que se inspira el célebre film que el mago del suspense hizo a mayor gloria de su rubia entre las rubias, Grace Kelly.

Una película que demuestra cómo Hitchcock le buscaba las vueltas a su complejo estilo, tanto que se traicionó un poco. En su célebre conversación con Truffaut, contaba su escepticismo ante el Whodunit, el género policial tipo Agatha Christie, donde el mayor interés era descubrir como un tipo encerrado en una habitación había sido asesinado. En Crimen perfecto se cae en esta forma de hacer las cosas, pues la cuestión es ver cómo salvar a la señora Wendice de la trampa que le ha tendido su maquiavélico esposo.

Y sin embargo, no dejaba en su época esta trama de tener su punto subversivo, pues en los moralistas años 50 don Alfredo coló en Hollywood una historia donde una adúltera era la heroína y al final se justificaba su relación extramatrimonial, pues con un legítimo que intenta quitarte de en medio qué otra cosa se puede hacer. Esto ya no tiene tanta importancia más de medio siglo después de la obra de Knot y el film de Hitchcock, así que el montaje visto en el Falla opta por el homenaje. No sólo copia los mejores momentos de la película -Margot en el juicio que la condena sobre un fondo rojo con voces en off, la "planificación" de su frustrado estrangulamiento-, sino que hay otros homenajes en la trama al mago del suspense.

Así, la obra empieza sorprendiendo a los amantes en paños menores, como en el arranque de Psicosis, se canta Que será será, como en El hombre que sabía demasiado, se juega con Vértigo en varias ocasiones, caso del beso circular. Y la puesta en escena intenta con ingenio emular un film, con los actores en un escenario que gira y cambia el decorado constantemente, como si fuera una planificación cinematográfica. También se juega con diversos planos y con una pantalla que amplifica diversos aspectos, como la llave que juega un papel crucial en el drama.

Pero todo esto se ve lastrado por un detalle obvio. Ni Elena Furiase es Grace Kelly, ni Jorge Sanz es Ray Milland. La interpretación del elenco está bastante flojita y en algún caso hubo fallos propios de una representación de colegio, además de que el ritmo de la obra a veces es demasiado lánguido.

Sin duda, como pasa con muchos directores que buscan en don Alfredo su inspiración, se ha atendido a lo accesorio de su estilo y no a su perturbadora esencia.

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