Cultura

"Administrar bien las pausas para saber emplear las palabras en el momento justo"

  • El catedrático José Antonio Hernández Guerrero presentó ayer su obra 'El arte de callar'

Pensar antes de hablar, escuchar antes de responder, adentrarse en uno mismo para saber contestar al entorno que nos rodea.

Estas son algunas de las cuestiones que se tratan en la obra El arte de callar, escrita por José Antonio Hernández Guerrero, catedrático de Teoría de la Literatura de la Universidad de Cádiz. El arte de callar es el último título de la trilogía del autor, que incluye otros dos ensayos anteriores: El arte de hablar y El arte de escribir. "Esta obra es como una conclusión a mis teorías, a mis reflexiones aportadas en clase a los alumnos y a las dos obras anteriores. Además considero que es el arte más difícil", explica el escritor.

El libro, presentado en la tarde de ayer en el Palacio Provincial de la capital gaditana, está compuesto por diez capítulos en los que se trata la necesidad del silencio, de las pausas, cuando tenemos en los labios palabras que hacen daño, cuando falta la serenidad, o simplemente, cuando hablamos en un momento inoportuno. "Necesitamos el sosiego para tranquilizar a nuestro espíritu, para interpretar adecuadamente y encontrar las palabras adecuadas ante la demanda de la gente que nos rodea", comenta el autor. La obra, plasmada en un fondo negro con dibujos bastante expresivos en blanco, persigue dos objetivos, según Hernández: "En primer lugar, entrar en nuestro interior y escuchar nuestra propia palabra. Y en segundo, hacer caso a nuestros latidos y comprender nuestro pensamientos, nuestras ideas, para saborear la vida de una manera más consciente".

El catedrático de Literatura de la Universidad de Cádiz cree que los lectores podrán descubrir en El arte de callar otra forma de abordar las diferentes situaciones que se dan en la vida cotidiana; en síntesis, "administrar bien las pausas para saber emplear las palabras en el momento justo. Debemos descubrir el problema de los excesos de palabras frívolas que se unen al odio". A lo que añade Hernández que "esta obra es mi preferida porque callar es el arte más supremo. Creo sinceramente que los mensajes fundamentales los dirigimos con el lenguaje corporal".

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